Manny Ramírez es uno de los mejores bateadores en la historia del béisbol. Él es un bateador de carrera de .312 y acumulando 555 jonrones y 1,831 carreras impulsadas. Hizo su debut en las Grandes Ligas en septiembre de 1993 para los Indios de Cleveland y el último uniforme que vistió fue el de los Rays de Tampa Bay.

Además, Ramírez ayudó a los Medias Rojas de Boston a ganar dos campeonatos de la Serie Mundial en 2004 y 2007.

En el triunfo de los Medias Rojas sobre los Cardenales de San Luis en 2004 , Ramírez recibió merecidamente el Premio al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.

Sin embargo, a pesar de su letanía de logros en el diamante, Manny Ramírez fue un compañero de equipo patético y personificó todo lo que está mal en los deportes. Las malas acciones de Ramírez han sido bien documentadas y, a menudo, se excusaron simplemente como “Manny siendo Manny”.

Ramírez atacó al secretario de viajes de los Medias Rojas, Jack McCormick, de 64 años, por una solicitud de boletos para el día del partido. También abofeteó a su excompañero de Boston, Kevin Youkilis, durante un acalorado intercambio en el banquillo.

Después de esos incidentes, Ramírez renunció rotundamente a los Medias Rojas, un equipo con el que firmó un contrato de ocho años por valor de $ 160 millones en diciembre de 2000.

La jerarquía de Boston envió la presencia cancerosa de Ramírez al camerino a los Dodgers en un canje.

Era 2008 y los altos mandos de los Dodgers determinaron que firmarían a Ramírez con un contrato de dos años por un valor de $45 millones. Dos meses después, Ramírez recibió una suspensión de 50 juegos por violar la política de drogas para mejorar el rendimiento de Major League Baseball.

Estuvo con los azules hasta 2010 que pasó a mitad de temporada los Medias Blancas.

Hay una anécdota entre tantas que sacan a relucir la peor actitud de Manny, como la ocasión en que siendo jardinero de los Dodgers de Los Ángeles, el mánager de los Dodgers , Joe Torre, decidió sacar a Ramírez de los jardines por el reemplazo defensivo Juan Pierre en la novena entrada. Manny Ramírez, se estaba duchando cuando el campocorto de los Filis de Filadelfia , Jimmy Rollins, conectó un doble para ganar el Juego 4 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional 5-4 en el Dodger Stadium.

“Me estaba duchando”, dijo Ramírez, para entonces con 37 años, 12 veces seleccionado al Juego de Estrellas y nueve veces ganador del Premio Silver Slugger. “Salí y lo vi en la televisión. Entonces todo el mundo empezó a entrar y apagaron la televisión”.

Torre, quien inexplicablemente se había hecho amigo de su bateador estrella, admitió que Ramírez no debería haber abandonado a sus compañeros en un momento tan crucial de la temporada.

Fue un capítulo más de “Manny being Manny”. Manny Ramírez fue un bravucón. Fue un desertor y un mal compañero. Manny Ramírez fue un tramposo.

El caso Manny no va entorno del todo a los esteroides, sino que además es aderezado por sus muchas acciones incorrectas debido a su recurrente actitud y sus respuestas en los contextos en que se desenvolvió. Además, que en el caso de las sustancias prohibidas, hablamos de un jugador que dio positivo varias veces luego del 2004 cuando ya se habían establecidos los controles.

Una cosa que Manny Ramírez no debería ser nunca, a pesar de sus colosales estadísticas, es un miembro del Salón de la Fama.

Si Manny Ramírez recibe un día una placa en Cooperstown, sería desastroso.

Por el bien del béisbol, la tendencia de Manny fuera de Coopertown debería permanecer. Y así siempre, que ni comité de veteranos ni ninguna otra vía le conduzca hasta el pabellón.

Y no, no solo se trata de los números. Manny fue las acciones antideportivas hecha persona (violencia, desconsideración a los compañeros, competir con ventaja desleal)… Y no, no es gracioso que honremos todo el mal ejemplo bajo el lema “Ay, así era él. Manny siendo Manny”. Manny siga siendo Manny entonces, pero nunca un “Hall of Famer”.