Cuando uno era niño salía a comprar el álbum de cromos en el quisco de la esquina, en la papelería, en donde fuera. Era la “fiebre” del momento. Todo era válido: la temporada de beisbol, el mundial de fútbol, el álbum de ciencias y animales. Muchos de aquellos recuerdos se fueron a la basura, no pasaron la prueba del tiempo. Fueron solo jugeutes de muchacho.

Pero poco sabíamos, en aquel entonces, del potencial negocia que teníamos en nuestras manos. Aquellos cromos, cartas, barajitas, postales -¿cómo las llaman en tu país?- son en realidad inmversiones, inversiones que puede resultar millonarias. Si no que lo diga Lorenzo.

Sí, Lorenzo, quien hace cinco años le hizo pagar a su papá un total de 12 mil euros por el álbum de México 70. Eso fue en 2017, cuando pagaron 13 mil 349 dólares en una subasta por esta pieza de colección. ¿Qué lo hace tan especial? Dos firmas de Pelé y varias efigies de jugadores legenadrios.

“En ese momento nuestro problema no era haber ganado la subasta, sino tener que justificarnos con mi esposa e hija”, comentó Maurizio al periódico El Resto del Carlino de la ciudad de Modena, Italia. “Lorenzo me dijo: ‘Papá, no te preocupes. ¡Tú y yo podemos irnos a dormir a un hotel!’”.

Wouter Waaijers, experto en recuerdos deportivos de la empresa de subastas virtuales Catawiki, ha expresado sobre esta y otras piezas: “Mi expectativa radica en que el valor [de los álbumes] seguirá aumentando”, expresa Waaijers. “Una vez que se empieza a coleccionar, ¡casi nunca hay marcha atrás!”

¿A quién no le emociona un álbum Panini durante el Mundial? Es como una tradición.  Adultos, jóvenes y niños salen a buscar la forma de llenarlo. Bueno, guárdelo… Tal vez en un futuro eso le permitirá terminar de pagar la hipoteca su casa, o el pagaré que falta de su carro.

Pero no solo la “inversión” es en el álbum Panini. Hay más renglones. El beisbol, por ejemplo.

Los cromos de beisbol tiene valores increíbles. Hace poco se vendió una barajita de Mickey Mantle por más de doce millones de dólares. Sí, 12 millones 600 mil dólares  por la barajita de novato de la estrella de los Yankees de 1952. La segunda es la de Honus Wagner 1909, por un valor de seis millones 606 mil dólares. Y la tercera más costosa es una de LeBron James, con un valor de cinco millones 444 mil 722 de los verdes,

Ahora que abres los ojos al conocer lo que tienes en ti gaveta, o tirado en una caja vieja, donde las polillas han hecho su agosto te preguntas ¿y cómo hago para yo meterme de lleno en este negocio? Pues hay traders, tiendas de coleccionables, grupos. y guías de Internet. Pero esto no solo se circunscribe a cartas deportivas. El negocio de los coleccionables es infinito. Figuras de Dart Wader han llegado a costar más de 100 mil dólares en subastas por internet.

Así que ya usted sabe, cuando su hijo le pida un cromo, carta, barajita, estampita, como lo llame, no le diga que no. No le niegue ese placer de muchacho, porque quizá, el día de mañana, usted está construyéndole un capital. Tal vez, el día de mañana ese pedazo de papel, por el cual pagó alguno chelitos, valga unos cuantos miles de dólares… o tal vez más.