La vigésima segunda copa del mundo, Qatar 2022, será una sede peculiar, una región metropolitana con cinco estadios en menos de 20 kilómetros, impensado pero real. En todas las anteriores versiones de la cita mundial, solo seis selecciones, por cierto, del grupo de las superpoderosas, pudieron celebrar con sus coterráneos; es decir levantar la copa en casa.

En las primeras dos justas, la del 30 y 34 fueron alzadas por Uruguay en el hoy mítico estadio Centenario e Italia en el recinto construido para la ocasión el Benito Mussolini.

La Inglaterra del 66, su único cetro fue indiscutible, tras un dramático partido final ante Alemania que tuvo que decidirse en tiempo extra con tres goles de Geoff Hurst.

Alemania, se reivindicó de la dolorosa caída en Londres, en el 74 hizo historia, no solo por levantar por vez primera la Copa de la FIFA (dejando atrás la Jules Rimet), sino que Gerard Muller con su cuatro tantos, pudo instaurar el récord de más goles marcados por un jugador en Copas Mundiales, hasta que curiosamente en Alemania 2006, el brasileño Ronaldo marcó el tanto 15 dejando atrás el hito alemán.

En el 78 los argentinos ganaron, el mundial que tuvo un alto colorido a pesar de solo haber sido confetis blancos los que se lanzaban. Claro, esa acción por más original que pareció estuvo cargada de un gran tinte político. Las historias abundan en relación a lo que pasaba alrededor de los recintos donde los argentinos competían. Al final fueron genuinos campeones en el legendario Monumental de Núñez.

Francia en Saint Denis fue la última campeona en casa. Fue un campeonato categórico ante una poderosa Brasil. Zinedine Zidane dejó de ser grande y pasó a la inmortalidad, doblete y actuación memorable.

Así pues, recibimos a Qatar, sin la esperanza que la selección sede ganará, será una nueva edición en la que una federación sede no verá a su mayor activo alzar la copa de los cinco kilos de oro.