La Liga del Atlántico de Béisbol Profesional, es la liga de béisbol independiente más prominente. Con Major League Baseball como parte de una asociación en curso entre las dos ligas que comenzó en 2019 para examinar los efectos de varias alteraciones de reglas y otros aspectos del juego.

Desde este acuerdo del 2019 se ha visto a ALPB servir como campo de pruebas para varios ajustes en el juego : árbitros robots, el mínimo de tres bateadores, reglas de posicionamiento defensivo más estrictas, bases más anchas; y sobre el que un equipo pierde su bateador designado cada vez que quita a su lanzador abridor.

Junto con los cambios en las reglas que más adelante se prueban en los niveles afiliados de las ligas menores, se proporcionan datos y planteamientos para un posible uso futuro en MLB.

La Liga del Atlántico de Béisbol Profesional experimentó con dos cambios revolucionarios en las reglas en la temporada 2021:

1. Bateador designado “doble gancho”  Limitar el uso de la posición de bateador designado por parte de los equipos a cuando su lanzador abridor está en el juego.

2. Mover el montículo un pie hacia atrás Alargar la distancia entre el plato y el montículo.

 

Para su presidente, Rick White la Liga Atlántica es una liga con visión de futuro, con equipos y jugadores líderes que determinan qué será del deporte.

Los experimentos anteriores de la Liga del Atlántico incluyen el mínimo de tres bateadores (que desde entonces se ha convertido en una regla de las Grandes Ligas), restricciones en el posicionamiento defensivo (que se usó en Doble-A este año) y bases cuadradas de 18 pulgadas (que se probaron en Triple -A este año)

La asociación ha demostrado ser mutuamente beneficiosa para las ligas. MLB ha adoptado varias de las innovaciones de juego que primero le encargó a ALPB que las probara en los niveles de las ligas menores y mayores. MLB recompensó a ALPB, una liga de ocho equipos que había existido previamente sin una conexión como afiliado desde su inicio en 1998, al bautizarla como liga oficial asociada.

Hasta lo dicho aquí todo parece en orden y feliz, pero hay una excepción, un grupo que no se enriquece con el arreglo, y esos son los jugadores. Ellos, los responsables del trabajo duro, tienen poco que decir al respecto. Tienen grandes preocupaciones sobre hacia dónde se dirige la Liga del Atlántico. Para ellos, el montículo desplazado es otro ejemplo de cómo la MLB y la Liga del Atlántico sacaban sus aspiraciones profesionales y juegan con sus medios de vida.

Aunque se trata de buscar soluciones a distintas problemáticas y hacer las evaluaciones de prueba y error, como en todo laboratorio las ratitas son las que sufren las posibles consecuencias, y en este caso son los jugadores de esta liga. Sus preocupaciones: calidad y competencia (respecto a su juego más allá de la ALPB), oportunidades de avance, posibilidades potencialmente crecientes de lesiones; y una serie de otras consideraciones relacionadas con el trabajo.

Las ligas ven el montículo y los otros experimentos de la Liga Atlántica como un paso en la dirección correcta, hacia el futuro del béisbol. Pero los jugadores se han preguntado quién puede definir el progreso; si siempre es bueno o no; y ¿qué pasa con los que quedan atrás en el proceso?

Para la realidad de estos jugadores no se trata de sí las medidas mejorarán o no el juego. Si son malas o buenas ideas. Es sobre ellos como beisbolistas profesionales y el juego distinto a todo el otro universo de la pelota. Es a ese béisbol en fase beta al que se van ajustando y que supone todos los riesgos citados anteriormente.

Puede que llegue el momento en que los jugadores de la Liga del Atlántico se sientan héroes, aventajados y pioneros. Pero por ahora desde los clavos que calzan se entiende se sientan conejillos de indias.

Un lanzador, hablando de memoria, recitó la respuesta exacta que dio el comisionado de Grandes Ligas Rob Manfred, cuando le preguntaron si un montículo alterado provocaría lesiones: “Por eso lo estamos haciendo en la Liga Atlántica“. ¡Ouch! ¿Podemos entenderlos?