Ese fue el peor final, noqueados por Holanda en el último partido de la segunda ronda del cuarto Clásico Mundial de Béisbol, ya para entonces sin oportunidad, quizás con la única motivación de salvar el alicaído orgullo nacional, después de perder par de juegos en esa instancia ante Israel y Japón.

Era otra de esas tantas crónicas en las que se sabe el final de antemano, como en la novela de Gabriel García Márquez, pero uno como aficionado siempre se negaba a creerlo, aunque el velo trágico como en las obras de Shakespeare, ese velo ya estaba desde mucho antes de comenzar el evento, pues sin los jugadores de Grandes Ligas, los isleños no podrían aspirar a algo más que pasar de la primera ronda.

Y lo hicieron, entonces lo hicieron, no sin antes pasar por un juego tenso y dramático ante Australia, pero hasta ahí, el nivel ya no daba para más.

La persistencia de la memoria

Cinco años después, con el recuerdo bien fresco de la debacle en aquella última actuación y aferrados a la mística de aquella medalla de plata en 2006  y a las memorias de aquel grupo en 2013, durante la tercera edición, aquel de José Abreu, Yuli Gurriel, Guillermo Heredia,  Yasmani Tomás,  Alfredo Despaigne y Frederich Cepeda, por solo citar; cinco años después del cuarto Clásico Mundial, el equipo Cuba se apresta para afrontar en marzo próximo el inmenso reto, como nunca antes, del máximo evento del béisbol a nivel de selecciones.

La crisis se ha agudizado, a la mala calidad de la Serie Nacional se le asocian las malas políticas internas en materia de deporte, las bajas de figuras importantes y de buenos prospectos que terminan truncando los distinto escalones en el desarrollo deportivo y así, en medio de un difícil contexto social, marcado por el anquilosamiento de doctrinas e ideas ya caducas, otra vez el béisbol, como medio para unir más allá de las barreras ideológicas, el béisbol, con el Clásico al doblar de la esquina, el béisbol vuelve a dictar la pauta.

Dura realidad

Ante la negativa, lógica en la mayoría de los casos; ante la negativa de muchas de las figuras relevantes que suenan en el Big Show de acudir al llamado agónico de la Federación Cubana para vestir otra vez el uniforme de las cuatro letras, la perspectiva de otro resultado caótico se impone, tal vez el peor resultado, pues con los hombres disponibles, el elenco criollo, dirigido por Armando Johnson pudiera quedarse hasta en la primera ronda, algo que nunca ha ocurrido antes.

Al momento de escribir este texto trascendía la noticia del calendario de la escuadra antillana durante la primera ronda de la competencia, prevista para disputarse entre el 8 y el 15 de marzo, en Taiwán, Tokio, Arizona y Miami.

El camino a recorrer

Los cubanos fueron ubicados en el apartado A, con sede en Taichung y abrirán las acciones el mismo primer día ante Holanda a la 12:00 am hora de Cuba y del este de Estados Unidos.

Será un choque crucial en las aspiraciones del combinado cubano, pues los holandeses han sido los clásicos verdugos de la selección nacional de la Isla en las versiones de 2013 y 2017 y en esta oportunidad con hombres de la talla de Xander Bogaerts, Jurickson Profar, Didi Gregorius, Ozzie Albies y Andrelton Simmons; vuelven a mostrarse como serios contendientes a luchar al menos por un puesto en semifinales.

Un día después, el 9 de marzo, a las 7:00 am, Cuba se medirá ante Italia, un conjunto que sin hacer mucho ruido puede dar de que hablar bajo la égida del legendario Mike Piazza y con figuras de renombre como, Trey Mancini, Brandon Nimmo, Anthony Rizzo, el prospecto de los Yankees Anthony Volpe y el experimentado receptor Drew Butera.

A su vez, el día 10, a las 12:30 am, se reditará el duelo entre Cuba y Panamá del primer Clásico Mundial, aquel decidido en entradas extras, con actuaciones memorables de Yuli Gurriel y Yunesky Maya.

La selección canalera obtuvo su boleto en días recientes luego de ganarle a Brasil en el último torneo clasificatorio, tomando desquite de lo ocurrido en 2013 y 2017.

Si bien los dirigidos por Luis Ortiz no tienen un equipo como aquellos de 2006 y 2009 cuando contaban con figuras como Carlos Lee, Rubén Rivera y Carlos Ruiz, como sea se trata de un elenco capaz de jugar un buen béisbol con Jonathan Arauz como estrella.

Después de enfrentar a Panamá, el equipo cubano descansará el 11 para cerrar su actuación otra vez  a las 12:00 am, frente al siempre difícil elenco local, que tratará de provechar la ventaja de jugar en casa en pos de llevarse uno de los cupos de la llave.

La tragedia y toque shakesperiano

El panorama luce en extremo complicado, mucho más cuando a estas alturas no se conoce a ciencia cierta quienes podrían integrar la nómina criolla para el certamen y entre rumores respecto a posibles llamados, pasan los días y no se tiene nada en concreto, siempre con la pesada aureola del secretismo dictando sentencia.

Otra vez como en Otelo, Macbeth, Hamlet y Romeo Julieta, se avizora lo peor, puede que muera definitivamente la idea de que un día los cubanos eran los mejores en el  béisbol y eso es mucho decir, pero la sensación se impone.

En lo personal, creo que Cuba no pasa de la primera fase, pues sin los estelares de MLB es imposible enfrentar a selecciones como Holanda, Italia y el mismo Taipei de China.

La tragedia ya se ha comenzado a escribir y el toque shakesperiano se le dará durante esas tensas jornadas en Taichung.