Hace diez años era un chico malo, bastante irascible y ese aspecto medio salvaje, la barba tupida, el mentón pronunciado y la mirada dura le daba un toque particular; era un chico malo, hasta colérico incluso, un genio como el de pocos, pero era bueno en el béisbol y lo sabía.

Cuando Bryce Harper debutó en Grandes Ligas, allá por 2012, frente a los Dodgers de los Ángeles, no lo pudo hacer mejor, se preparó para el primer lanzamiento de Chad Billingsley y pegó un largo batazo que dio de aire contra la pared, un doble, así empezó todo y desde entonces Harper acaparó las miradas de los fanáticos y especialistas.

El comienzo…a la sombra de Mike Trout

En la misma campaña que debutó Mike Trout, también daba sus primeros pasos en la Gran Carpa, el zurdo del poderoso swing que había encantado a los scouts de los Nacionales de Washington y las expectativas respecto a su figura se cumplieron con creces; Bryce Harper fue elegido Novato del Año de la Liga Nacional.

Y así, siempre a la sombra de Trout, Bryce Harper fue forjando su leyenda sin abandonar ese aspecto de chico malo y hoy, lo miro en retrospectiva y por momentos lo veo como el protagonista de La canción del verdugo, la magistral novela de Norman Mailer; un tipo normal, apacible incluso, en apariencia, pero extremadamente violento.

Romper el bate, tirar el guante, reñir con sus compañeros y pelearse con cualquiera, como en aquella trifulca con Hunter Strickland por solo recordar; ese era Harper, tan bueno como jugador y tan polémico como persona.

La vuelta de tuerca

El tiempo pasó, Harper siguió sumando resultados, siendo pieza fundamental en algunos de los logros de la franquicia de la capital de Estados Unidos, pero hasta ahí.

Por esos avatares del destino, tras su salida en 2019 hacia los Filis de Filadelfia, los Nacionales de Washington ganaron la Serie Mundial. Las cosas habían cambiado, Harper también.

Bryce Harper llegó a Filadelfia con la etiqueta de ser una jugada maestra de Dave Dombrowski y llamado a ser la cara de un equipo que no llegaba a playoffs desde 2011 y esa era la primera misión, llegar a octubre y seguir.

Valió la pena

Vinieron fracasos, 2019, 2020 y 2021; Harper incluso se erigió MVP, pero la idea de Dombrowski no cuajaba y en 2022, hasta mayo, el guion parecía ser el mismo, pero tras despedir a Joe Girardi llegó la revolución y Bryce Harper fue protagonista, ya no era aquel chico malo, no, era alguien serio  y maduro, debía asumir como líder del grupo y lo hizo.

Harper se perdió casi dos meses de temporada por una fractura en la muñeca, pero ya había sembrado la semilla de la combatividad y ese espíritu de nunca darse por vencido. Los Filis con Rob Thomson siguieron ganando y de ser últimos en la división terminaron llevándose el último boleto de comodín, con Harper regresando por todo lo alto a finales de agosto.

El hombre de octubre

Y llegó octubre y con octubre llegaron los playoffs; Dombrowski debió esperar tres años, pero el resultado llegó y otra vez, cuando Bryce Harper debía sacar la casta y ser la figura, lo ha hecho con creces.

Si los Filis están a horas de comenzar a batallar por el banderín de la Liga Nacional es gracias al plus de un hombre como Bryce Harper, que al momento de escribir este texto se encuentra como líder de los bateadores en la postemporada, gracias a un average de 435.

Harper debía tirar del carro y así ha sido y de sus 10 hits, seis son extrabases, 3 dobles y tres jonrones y además con sus 6 carreras impulsadas se ubica segundo, detrás del cubano Yordan Álvarez.

¿Un nuevo reinado?

Más allá del MVP y de una excelente carrera de diez años ya, este puede ser el momento de Bryce Harper en el béisbol, quizás el inicio de su reinado y si por casualidad los Filis llegan a la Serie Mundial y ganan, entonces habría que repensarse de alguna manera el criterio de que Mike Trout es el mejor jugador del mundo.

Todos hablan de Aaron Judge, del propio Mike Trout, hasta de Freddie Freeman y Mookie Betts, pero Harper, de un modo callado, moviéndose tras bambalinas, les recuerda  que aquel chico malo de hace diez años, creció.