Antes de empezar, felicitaciones y crédito al equipo de Caimanes de Barranquilla, a pesar de ser el equipo con menos experiencia en este torneo de clubes, se corono campeón.

Si, fue sorprendente no ver, cuando se anunció el roster que representaría al país, el nombre de Yamaico Navarro (mejor bateador de la LIDOM), Junior Lake (mejor jugador de LIDOM) y César Valdez (mejor lanzador de LIDOM), pero recordemos que el equipo campeón no está obligado a reforzarse si así lo desea, generalmente los equipos lo hacen para suplir piezas con las que no contaran, cuando ganamos los tres primeros partidos todo era alegría y nadie hacía falta, así que evitemos “hacer leña del árbol caído”.

Destacar que todos los números que presentaré a continuación, puedes obtenerlos en WinterBallData.

Dicho esto, aquí te muestro las principales razones de la derrota del combinado dominicano:

El rival simplemente fue mejor

Crédito siempre al campeón, no se dejó intimidar por nombres y supo aprovechar cada situación. Domino a su antojo los bates dominicanos, quienes no supieron descifrar el pitcheo de los colombianos, quienes solo les permitieron una carrera.

Orgullo

Orgullo o exceso confianza, como quieran llamarle, pero los bateadores dominicanos salvo algunas excepciones se “vivieron la película”, creyeron que con nombres y estatus intimidarían a sus rivales, golpes en el pecho y mucha algarabía, terminaron pasando factura. El equipo dominicano, proyectaba algo Gigante, pero fueron minimizados por el rival.

Desesperación

Con cada partido que pasaba, la desesperación y deseo de buscar batazos kilométricos aumentaba, provocando no trabajar los lanzadores con la constante de hacer swings temprano, todo para facilitarle la vida a sus rivales.

En la ronda clasificatoria, el conjunto dominicano anotó 4.8 carreras por juego, esto debido a su alta tasa de extrabases 14 (sorpresivamente sin cuadrangulares) combinada con 24 bases por bolas, bateo de .273 con corredores en las bases y remolcaron el 34% de los corredores que embasaron, todo eso a pesar de dejar 40 corredores en las bases.

En la ronda semifinal, solo anotaron 2 carreras (el 18% de los corredores embasados), dejaron 6 corredores en las bases (LOB), fueron controlados con 7 ponches y sólo recibieron 2 bases por bolas.

En el partido final la historia siguió esa misma línea, la presión, ansiedad, desesperación, dominio del rival, provocó que fueran vencidos. Conectaron 7 sencillos, cuatro de estos de un mismo bateador, los cuales no fueron aprovechados por una cola que se ponchó en 7 ocasiones. “Dicen que, si la cabeza tiene problemas, el cuerpo tiene problemas”, eso sucedió con el bateador abridor del equipo, quien todo conocemos de su poca paciencia, la cual ayer le costó dos ponches.

Observemos el porcentaje de bases por bolas y ponches por rondas:

Bates muertos

En la serie completa batearon para .264/.337/.355 con 27 carreras anotadas, 17 extrabases y 51 corredores dejados en las bases, pero en los últimos dos partidos esa línea bajo a .254/.284/.302 con 3 carreras anotadas, 16 ponches y 3 bases por bolas. La salida de Kelvin Gutiérrez hizo dañó, este contó con un OBP de .409 y era una garantía de llegar a las bases. Crédito a Robinson Canó, Henry Urrieta y Moisés Sierra que sacaron la cara por el equipo, los demás bueno, fueron los demás.

Mal manejo del Manager

Cuando digo mal manejo de manager me refiero a dos situaciones puntuales, una por poco cuesta un partido, la otra al final daría el mismo resultado.

En la ronda clasificatoria, en el partido frente a los Navegantes del Magallanes, el equipo dominicano ganaba 6 por 0 en seis entradas completas. Ningún manager piensa que con esa ventaja las cosas podrían salir mal, pero esto es beisbol.

Abrió la entrada Huáscar Brazobán, quien no trajo nada en la bola, recibiendo tres sencillos consecutivos, con el rancho ardiendo y una carrera anotada, entra a lanzar Luis Santos, quien tampoco hizo su trabajo, concediendo un boleto y permitiendo un sencillo y un doble. Con hombres en tercera y segunda sin outs y con 4 anotadas por Venezuela, Luis Pipe Urueta llama a Luis Felipe Castillo, su apaga fuego, quien hizo el trabajo dominando con rodado a Pablo Sandoval y elevado de sacrificio de Ángel Reyes. Indico que hubo un mal manejo del manager, porque varias de esas carreras podían evitarse trayendo a Castillo luego de Brazobán. En entradas extras obtuvimos una victoria que pudo ser menos complicada.

En el partido final, luego de 8 entradas lanzadas, Raúl Valdés que se auto relevo luego de la segunda entrada, sale a lanzar en la parte alta de la novena, recibiendo un sencillo que luego se convirtió en carrera, un exceso que, aunque termino en el mismo desenlace, no tenía razón de ser.

Conclusión

Fue tremenda Serie del Caribe, supero expectativas de organización, pero en cuanto al equipo, quien inicio siendo favorito, fue un total fracaso por no coronarse y como se dieron las cosas.

Sin dudas servirá de experiencia para el futuro, recuerde que en el beisbol siempre gana el mejor.