Emma Raducanu llegó a la sede del Abierto de Estados Unidos en un vehículo que le asignaron los organizadores del torneo como una cortesía. De pronto, la asaltó un recuerdo de su viaje del año pasado a Flushing Meadows.

Era la mañana de la final ante Leylah Fernández, otra adolescente que no figuraba entre las preclasificadas.

“Me sentí muy mareada en el auto. Se lo atribuí a eso, pero pienso que también estaba nerviosa. Todo el viaje en auto… pensé: ‘¿Qué pasa?’”, contó Raducanu, quien esta vez es 11ma preclasificada y comenzará la defensa de su cetro en el Estadio Louis Armstrong ante Alize Cornet, la noche de este martes 30 de agosto, segunda jornada de este torneo del Grand Slam.

“En cuanto descendí del auto, me dije a mí misma: ‘Simplemente, finge, haz lo que puedas’. Y funcionó bien ese día”.

En su conferencia de prensa previa al torneo en Nueva York, un reportero usó esa palabra. La respuesta de Raducanu fue: “Chicos, ustedes piensan probablemente más en la presión y en el ranking que yo. Pienso que defender un título es algo que la prensa recalca demasiado a veces”.

 Eso trajo a la mente lo que Raducanu dijo después de caer en Wimbledon en junio.

“No hay presión. ¿Por qué debería haber presión? Tengo 19 años todavía. Es como una broma. Literalmente gané un Grand Slam. Sí, llamo la atención, pero soy una campeona en un Slam, así que eso nadie me lo quita. Si acaso, la presión es para quienes no han logrado eso”.

Han pasado 50 semanas desde que logró su proeza a los 18 años, como número 150 del ranking y apenas en su segunda aparición dentro de un major, para ser la única persona que ha disputado la ronda clasificatoria de un torneo del Grand Slam en el que terminó coronándose.

Ahora, Raducanu lidia con los desafíos que conlleva un éxito tan repentino en el tenis.

Es temprano, por supuesto, y hay mucho tiempo para que ella se adapte y amplíe su lista de logros.

“La gente me pregunta sobre ella y piensa que es el fin del mundo por lo que le está ocurriendo ahora. Tiene 19 años. Está bien. Trabaja duro, quiere seguir mejorando. Es bueno dejar solo que crezca, porque ganar el US Open no significa que va a estar en las semifinales o finales de todos los torneos del Grand Slam”, dijo Clijsters. “Es casi como que ella alcanzó la cima y ahora ha vuelto al proceso”.

Encontrar la manera de gestionar el alza exponencial en los distractores y en las exigencias puede ser clave para un deportista que se vuelve estrella de la noche a la mañana.

Ello es todavía más desafiante cuando alguien no ha cumplido siquiera 20 años