El Gran Premio de Mónaco se correrá este fin de semana y para muchos pilotos es uno de los días más esperados del calendario de la temporada. El glamour, el prestigio, el desafío de transitar al límite las calles del Principado y poner a prueba las habilidades en un trazado en el que no importa tanto la velocidad, son elementos suficientes para que todos los participantes deseen estar. Aunque hay uno que no siente lo mismo.

Charles Leclerc nació y creció en Mónaco. Transitó más que nadie las mismas calles del Circuito de Montecarlo, pero aún así, la llegada del Gran Premio de Fórmula 1 no hace más que llenarlo de dudas y desesperanzas. Y hay un motivo más que válido.

Es que el piloto de Ferrari vivió pesadilla tras pesadilla cada vez que tuvo que correr en su país. Desde que compite en monoplazas, nunca pudo finalizar la carrera en su país natal. Una auténtica maldición que persigue al piloto desde su época en Fórmula 2.

En 2017, año en el que Leclerc se consagró campeón de dicha categoría, dos de sus tres abandonos fueron en Montecarlo. Aún habiendo obtenido la pole en la ronda de Mónaco, el local tuvo que retirarse de la carrera larga por un problema en la suspensión. Más tarde, en la carrera corta, los problemas seguirían y un fallo eléctrico lo dejó sin potencia y sin poder finalizar ninguna de sus dos carreras en casa.

Al año siguiente, su llegada a la Fórmula 1 al fichar para Sauber fue anunciada con bombos y platillos porque ya se veía en él a un piloto con un gran futuro siendo, además, parte de Academia de Ferrari. Aún así, en Montecarlo la pasaría mal, ya que a apenas seis vueltas para finalizar, Leclerc se queda sin frenos a la salida del túnel y se lleva puesto a Brandon Hartley de Toro Rosso en la chicana. Nuevo abandono.

2019 lo vería cumpliendo su sueño de ser piloto de Ferrari junto a Sebastian Vettel. Pero el sueño de tener una buena actuación en su hogar debería postergarse. Tras quedar eliminado en la Q1, Leclerc se vio obligado a remontar desesperadamente desde atrás. En la vuelta 9 intentó pasar a Nico Hulkenberg en la Rascasse, se quedó sin espacio y sufrió una pinchadura que desparramó trozos de neumáticos por todos lados. Si bien cambió la llanta, los daños ocasionados lo hicieron retirarse cinco vueltas después.

En la temporada 2020 la carrera no se disputó por la Pandemia de Covid-19, por lo que los deseos de Leclerc tuvieron que esperar un año más. En 2021, ya afianzado como primer piloto de la Scuderia, lograría un gran tiempo de clasificación en su primer intento de la Q3. Pero en su segundo intento, estrelló su monoplaza contra el muro. Logró la pole porque la sesión se detuvo, pero se abría el interrogante de si la Ferrari se podría reparar para el día siguiente.

El carro de Leclerc apareció en la primera fila, pero no pudo comenzar la carrera porque en la vuelta de formación la caja de cambios presentó fallos por lo que tuvo que ir directo a boxes. El de Ferrari se había convertido en el primer monegasco desde 1936 en conseguir la pole en un Gran Premio de Mónaco, siendo el primero en la historia de la F1.

Lo curioso, es que este año corrió el Gran Premio Histórico de Mónaco, un evento en el que se realiza una carrera con monoplazas de épocas antiguas. Leclerc se subió a la mítica Ferrari 312B3 con la que Niki Lauda salió campeón en 1974 y tampoco pudo finalizar. Un fallo en los frenos lo hicieron estrellarse con el muro nuevamente

Si bien Leclerc tuvo un comienzo demoledor, una serie de problemas, más el buen rendimiento de Max Verstappen con su Red Bull, lo hicieron perder el liderato del Campeonato de Pilotos. El abandono en Barcelona cuando lideraba cómodo en la carrera abre el manto de dudas sobre si la Ferrari será fiable en la casa de Leclerc. Si Charles llega a abandonar nuevamente, será un caso de estudio.

Hace unas semanas, Leclerc se estrelló con una Ferrari histórica en Mónaco