La FIA protagonizó una de sus nuevas polémicas y parece empecinada en destacar por lo extra deportivo. El Gran Premio de Estados Unidos en Austin se destacó por la remontada de Fernando Alonso, quien finalizó en séptimo lugar luego de tener infinidad de inconvenientes, incluido un espectacular choque con su futuro compañero Lance Stroll.

Dicho incidente lo dejó con el carro dañado y con un retrovisor a punto de desprenderse, lo cual terminó sucediendo unas vueltas después. Justamente, eso amerita que los comisarios desplieguen la bandera negra y naranja al monoplaza siniestrado que significa que se dirija a boxes a reparar o retirar el carro. La bandera nunca se desplegó y Alonso acabó la carrera.

Por eso mismo, Haas reclamó que Alonso continuara con el monoplaza sin un retrovisor y pidió la sanción correspondiente. El pedido de la escudería estadounidense tenía un motivo: a su piloto Kevin Magnussen le han desplegado la bandera negra y naranja en tres ocasiones por situaciones similares. La FIA aceptó y sancionó al español con treinta segundos, los equivalentes a un pit and stop, a pesar de los reclamos de los fanáticos y del equipo francés.

De todas formas, Alpine intercedió y apeló el castigo por considerarlo injusto y sin precedentes, sin mencionar que el reclamo de Haas se hizo fuera de tiempo. Finalmente, la decisión de la FIA quedó sin efecto tras una reunión en el día de ayer en el que se hizo oficial que los comisarios devolvieron al bicampeón del mundo su séptima posición original.

Alpine ha agradecido públicamente el trabajo de los comisarios de la FIA, por no generar un precedente peligroso. O sea, que pueda sancionarse a cualquier auto que haya sufrido mínimos desperfectos que afecten siquiera tangencialmente a un elemento de seguridad.