La temporada 2022 de la Fórmula 1 se encuentra parada por el receso de verano y los equipos y pilotos se encuentran de vacaciones recargando energías para reencontrarse en el Gran Premio de Bélgica dentro de diez días cuando regrese la competencia que tiene a Max Verstappen liderando el Campeonato de Pilotos.

Justamente en Bélgica, en el Circuito de Spa-Francorchamps, se produjo en 1991 el debut de Michael Schumacher en la categoría reina del automovilismo, iniciando una era que cambió a la Fórmula 1 para siempre entregando a uno de los pilotos más talentosos y exitosos de la historia.

Pero pocos saben que esa llegada se dio por una sucesión de hechos fortuitos ocurridos un año antes y que derivaron en que el alemán pudiera sentarse aquella vez en Bélgica a bordo de un Jordan para la decimoprimera carrera de la temporada. Y el hombre clave de esta historia se llama Bertand Gachot.

Gachot, piloto belga que había corrido para pequeñas escuderías como Moneytron, Rial y Coloni entre 1989 y 1990 habiendo clasificado a apenas dos Grandes Premios, fichó para 1991 para la prometedora escudería Jordan que debutada ese año y que poseía unos potentes motores Ford-Cosworth.

En las primeras diez carreras del calendario, el potencial del equipo se empezó a ver y Gachot logró puntuar en tres de ellas y logrando una vuelta rápida en otra. Pero al llegar el turno de Bélgica, ocurrió algo totalmente surrealista digno de una película hollywoodense y Gachot cayó en prisión.

Para entender el por qué hay que remontarse a diciembre de 1990. La temporada ya había finalizado y Gachot ya había confirmado su pase de Coloni a Jordan, por lo que se encontraba en Londres asistiendo a un evento de uno de los patrocinadores de su nuevo equipo. Allí, manejando por las calles de la capital inglesa, tuvo un altercado con un taxista que, exaltado, se bajó del carro e increpó al piloto. Gachot, al encontrarse conduciendo el vehículo de su novia, sacó de la guantera un spray de gas pimienta y lo accionó en la cara del taxista.

Al acudir la policía al lugar, Gachot se encuentra con la sorpresa de que lo detienen a él en lugar de al taxista porque resulta que esos spray eran ilegales en el territorio británico. Si bien recuperó la libertad, el asunto no finalizó allí. Meses después, justo antes del Gran Premio de Bélgica, Gachot tuvo que acudir ante el juez y, si bien ofreció una compensación económica, terminó con una sentencia de dos años de prisión.

Ante esto, Eddie Jordan, dueño del equipo, se encontró con la situación de buscar un reemplazo desesperadamente para el belga. Quien apareció para ayudarlo fue el alemán Willi Weber, representante de pilotos que tenía entre sus clientes a un compatriota suyo de 22 años llamado Michael Schumacher que apenas había competido en la Fórmula 3 alemana y en la Fórmula 3000 japonesa. Y lo ofreció.

A Jordan lo único que le interesaba era que el piloto conociera el circuito de memoria a lo que Weber le aseguró que Schumacher había estado “unas cien veces”. Era mentira. Michael no había pisado nunca Spa-Francorchamps. Así, Eddie dio el visto bueno y Schumacher se subió al Jordan 191. Nadie imaginaba la era que estaba iniciando.

Schumacher mejoró vuelta tras vuelta en las prácticas, como si realmente hubiera estado cien veces en el circuito y logró un destacado séptimo puesto en la clasificación, impresionando a todo el paddock con su talento. Si bien en la carrera tuvo que abandonar en el inicio por un problema mecánico, muchos anotaron su nombre para consultar por él.

El que apareció fue Flavio Briattore, director del equipo Benetton, que se rápidamente lo convenció de irse con ellos. Schumacher no lo dudó, porque sabía que el potencial de Jordan iba a decaer debido a que para 1992 no iba a contar con los motores Ford, ya que justamente pasaban a Benetton. Si bien Eddie protestó, la FIA intercedió y le dio la razón a Briattore. El resto es historia.

En el monoplaza celeste, el alemán pudo demostrar de qué estaba hecho y consiguió dos títulos mundiales en 1994 y 1995 para luego pasar a Ferrari. Con los de Maranello, le costó imponerse pero finalmente logró convertirse en el máximo ganador de la historia con cinco títulos seguidos entre 2000 y 2004. Schumacher se retiró en 2006 pero volvió en 2010 para correr para Mercedes hasta 2012, año de su retiro definitivo.

Bertrand Gachot pasó “solamente” dos meses en prisión y pudo regresar esa misma temporada de 1991 a disputar la última carrera del año pero en el equipo Larrousse, ya que había perdido su lugar en Jordan. Compitió para esa escudería en 1993 y luego pasó a Pacific para los que corrió en 1994 y 1995, año que terminó su carrera en Fórmula 1. Sin quererlo, fue el partícipe necesario de que el Gran Circo sea lo que es hoy.