Era el día más esperado por todo el mundo futbolístico. Después de doce años, Cristiano volvió a jugar para el Manchester United. Y nada más y nada menos que en el mítico Old Trafford, recinto en el que entre 2003 y 2009 maravilló a todo el planeta y se hizo conocer como uno de los mejores.

Y lo hizo como está acostumbrado a hacer. Con goles. No necesitó ninguna adaptación para inflar la red en dos ocasiones y permitir que su equipo le gane a Newcastle por 4-1 y se trepe a la cima de la Premier League inglesa con diez puntos, hasta que juegue Liverpool y Chelsea.

No fue el mejor partido del equipo rojo de la ciudad en cuanto a juego en equipo. Recién está ensamblando las piezas y ahora, con la llegada de Ronaldo, debe ajustar un sistema que de a poco empieza a dar resultados. Pero con el portugués en cancha, se sabe que siempre hay goles asegurados.

Y cuando el primer tiempo parecía irse sin emociones, un rebote que dio el arquero de la visita, permitió que justo Ronaldo esté en el lugar indicado para convertir por primera vez desde 2009 con la camiseta de los Diablos Rojos.

Y por si fuera poco, a los quince del segundo tiempo, cuando Newcastle ya había empatado tras el gol de Manquillo, cruzó un remate para poner otra vez arriba en el marcador al United. El partido se terminó definiendo con el un golazo de otro portugués, Bruno Fernandes, y otro de Lingard para poner cifras definitivas.

Cristiano llegó con todo a Inglaterra. Ahora, con 36 años, demostró que el tiempo no pasa para él y que sigue vigente, más en un lugar donde ya fue ídolo. La próxima fecha, Manchester visitará a West Ham para seguir afianzándose en la cima y soñar con el título que no gana desde 2013.