No hay palabras. Sencillamente no hay palabras. Nada de lo que se diga puede justificar lo que ha ocurrido. Un futuro por delante, la cara de una franquicia, la figura alrededor de la cual iba a girar todo en los próximos 10 años años. Todo estaba puesto en bandeja de plata. ¡Pero no!

El sueño se ha esfumado, la pasta de diente ha salido del tubo. El agua se desparramó por el suelo. No hay nada que hacer. Fernando Tatis Jr. “El Niño”, a quien hasta una criptomoneda la habían creado, ha resultado positivo en doping por Clostebol, un esteroide anabolizante, prohibido por MLB.

¿Qué necesidad tenía Tatis Jr. de esto? Nadie podrá borrar esa mácula de su hoja de vida. El dominicano tendrá que hacer ahora–hago un simil y nada más– como el marido cornudo que después de ser descubierto trata de demostar su inocencia. Quizá lo logre, pero cuesta mucho: si hay algo que es difícil recuperar es la confianza.

Errores tras errores.

Primero, en diciembre, sale a juguetear a una motocicleta, se cae de la misma y sale declarando de que no hubo accidente alguno. O sea miente. ¡Grave error! Cuando llega a Estados Unidos y lo chequea el médico descubren que hay fractura y tuvo que decir la verdad.

Ahora, cuando está a punto de estrenarse esta temporada, cuando Juan Soto llega desde Washington para conformar lo que llamaría “El Tridente Mortal” (Soto, Manny Machado y Tatis Jr.)  viene y sale positivo por Doping. Son 80 juegos de suspensión, sí 80. Los que quedan en esta temporada, más una buena parte del inicio de la de 2023.

“Estamos sorpendidos y profundamente decepcionados de que Fernando Tatis Jr haya salido positivo por una sustancia prohibida en el programa de dopaje MLB”, dice el equipo en un cominicado de prensa oficial. Pero lo peor de todo no es lo que dice sino como rematan el escueto pero contundente comunicado. “Nosotros apoyamos totalemente este programa que prohibe el uso de sustancias prohibidas y esperamos que Fernando aprenda de esta experiencia”.

¡No más preguntas, su Señoría!

Que Fernando aprenda, que Fernando aprenda, que Fernando aprenda. Eso debe repetirse en la cabeza de Fernando como una letanía. Una y otra vez.

Hay momentos en los que argumentar no sirve de nada. Este es uno de ellos. La decepción es bastante grande y la admiración que se tenía por el pelotero ha quedado por el piso. Desde hace más de un lustro no se veía a una figura emergente, con un futuro promisorio, echar por la borda todo lo que pudo haber sido y no fue en una acto de semejante torpeza.

¿Quién lo aconseja? ¿Por qué tiene que utilizar una sustancia como esa? ¿Acaso no hay nadie que le asesore y le diga que todo lo que un deportista de alta competencia se unta en el cuerpo, se toma, se bebe o se inyecta debe estar recetado por un médico? Ni siquiera un Tylenol, cuando se está en ese nivel, puede tomarse sin consultar. 

El sueño que pudo haber sido y no fue. Un año desperdiciado, una temporada desperdiciada y la que viene ya no será una campaña completa. Adiós al Clásico Mundial, y otros tantos pergaminos que pudieron escribirse. El fin de un sueño que pudo haber sido y no fue.

Ahora queda buscar la redención, y eso, no es fácil.

Listo, se acabó el juego