Con marca de 69-72 al momento de escribir este texto, los Medias Rojas de Boston se resignan a la última posición en la división este de la Liga Americana y todo apunta a que seguirán allí, ya el tiempo acabó eso es un hecho, pero ser últimos no era una opción, pero será así y todos lo saben; Chaim Bloom, Alex Cora…todos.

Es el panorama, complejo e incierto y lo que muchos preguntan o piensan ahora mismo es lo que pasará con hombres como Rafael Devers o Xander Bogaerts, también JD Martínez y Nathan Eovaldi y la sensación de caos se acrecienta al pensar en lo negro que se vislumbra el futuro para el elenco de Fenway Park.

La figura y el contexto

Sin embargo, en medio de este escenario, quizás sin el impacto mediático de otros, cuando estaba ha llamado a ser un complemento en el staff y debía jugar una especie de rol secundario; cuando debía ser así, Michael Wacha se ha erigido como el hombre grande del pitcheo y tal vez, como la mejor historia del año en la franquicia de Massachussets.

Wacha, un lanzador talentoso desde su debut con los Cardenales de San Luis allá por 2013 ha tenido una temporada consagratoria con los Medias Rojas, ello a pesar de luchar contra varios problemas de lesión.

A sus 30 años, Michael Wacha muestra números impresionantes, válidos incluso para contender por los galardones importantes de la campaña, hablamos de un registro de 11-1, con una efectividad de 2,69, un whip de 1,03 y 88 ponches en 107 tramos de labor.

Inesperado, pero…

Nadie hubiera pensado en una actuación de este calibre, no por dudar de la calidad de Wacha sino por la consistencia mostrada, saliendo casi al seguro en cada jornada y hasta dejando varios juegos sin decisión por mal trabajo del bullpen o pobre ofensiva del equipo.

Una bonita historia en medio del caos y la idea entonces se impone por sí sola… Chaim Bloom debe mantener a Wacha en los Medias Rojas para 2023, al costo que sea…se lo ha ganado con creces y eso la fanaticada lo sabe agradecer muy bien.