Es algo que va a variar de persona a persona, pero generalmente no está en nuestra naturaleza sentir lástima por alguien que acaba de conseguir un contrato de $162 millones. Freeman se acaba de mudar a una lujosa casa en Studio City, uno de los residenciales más de moda de Los Ángeles.

Un atleta profesional es más probable que provoque envidia que simpatía. Sin embargo, aquí estamos, en medio de la temporada de las Grandes Ligas sintiendo empatía por Freddie Freeman.

La semana pasada dejó de manifesto que a pesar de haber crecido en el Condado de Orange, California, Freeman preferiría estar en Atlanta, todavía con los Bravos, viviendo en el hogar donde pasó 15 años antes de regresar a casa con los Dodgers de Los Ángeles.

El contrato de Freeman con los Bravos llegó a su fin en el momento en que ayudó a la franquicia a levantar el trofeo de la Serie Mundial, en noviembre. Le siguió el cierre patronal de la MLB, que nos mantuvo en suspenso sobre las negociaciones y acuerdos hasta marzo, que es cuando Freeman llega a Atlanta.

Con el tiempo Freeman podría llegar a amar a Los Ángeles. Nuevas vivencias, personas y experiencias construirán su historia allí. Por ahora, solo tenemos la fascinante historia de cómo uno de los jugadores más importantes de uno de los mejores equipos de béisbol suspira por otro.

Es difícil para el público realmente sentirse conmovido cuando se trata de alguien que gana millones y quien, parece tener una vida mucho más genial que el resto de nosotros.

Pero los amantes del deporte tienen la capacidad de simpatizar con sus deportistas favoritos, especialmente en casos de desgracia, como una lesión grave y, definitivamente, en los casos en que pueden experimentar alguna tragedia personal.

Pero sentirse triste por un jugador solo porque se siente nostálgico, no es común. Siempre hay una excepción. Freeman es esa. Por lo menos, él intensificó el “Siempre te amaré (inserta el nombre de la ciudad)” a otro nivel.

Los atletas han dado discursos y entrevistas conmovedores, han sacado anuncios de periódicos de página completa, se han declarado (inserte el nombre apropiado del equipo) de por vida, antes.

Freeman, con sus lágrimas y acciones, hizo algo más. Está dolido, y lo demostró. Los lugareños lo sintieron y lo disfrutaron.

Freddie Freeman, primera base con promedio de bateo de .308 para los Dodgers de Los Ángeles, líderes de la División Oeste de la Liga Nacional, podría ser el hombre más popular en Atlanta. Donde él visita solo algunas veces, pero donde su corazón, al parecer, siempre estará.