“… Hay hombres que luchan un día y son bueno, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quien luchan muchos años y son muy buenos, pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles…”- versa el poema Imprescindibles del célebre poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht y sin saberlo, en cuestión de meses, Evan Phillips, aún desconocido para muchos, ha sido el gran imprescindible para el manager de los Dodgers de los Ángeles Dave Roberts.

El hombre de todos los días, el paño de lágrimas, el que no ha fallado y si todos hablan de Tony Gonsolin, de Julio Urías, del regreso de Kershaw o de si Craig Kimbrel tomará su mejor forma o no, cuando eso pasa, Evan Phillips se erige ahora mismo como uno de los mejores relevistas de Grandes Ligas, así, sin mucho ruido, luchando jornada tras jornada encima del box, desechando las dudas y aquellos cuestionamientos que una vez intentaron minimizar lo que podía aportarle al equipo.

El contexto

En medio del gran momento que vive la escuadra californiana, jugando para una marca de 90-41, mostrándose como una maquinaria perfecta, casi invencible, el mejor conjunto de Grandes Ligas por mucho, en un momento así, Evan Phillips está legando una bonita historia en la Gran Carpa.

Los números lo dicen, ha sido una transformación total, un éxito rotundo, desde el mismo instante en que los Dodgers lo reclamaron de waivers a hace poco más de un año y en este sentido, los guarismos del derecho de 27 años reflejan que, en 52 juegos trabajados, el ex de Rays, Orioles y Bravos de Atlanta, ha acumulado 51,2 entradas con una efectividad de 1,22, 58 ponches, un whip de apenas 0,69, 2 juegos salvados y además un récord de 5-3; entre los primeros en cada uno de los principales departamentos.

La perspectiva

La evolución ha sido ostensible y el propio gerente General de los Dodgers, Brandon Gomes, le comentó a Bleacher Report sobre Phillips: “…Evan ha demostrado que puede manejar cualquier situación en la que se le ponga, mostrando las armas para necesarias para atacar las zonas de strikes, provocando swings fallidos tanto contra zurdos como contra derechos…”- esbozó el directivo.

Y sí, la mejor impresión es que se trata de un arma de guerra, de un verdadero caballo, salvando las distancias y más allá del peso de las analogías, a lo Gehrig, Ripken Jr, quizás a lo Gagne, para atemperar más la situación, pero cuando casi todos van a la lista de lesionados, Evan Phillips sigue allí, siendo consistente, sacando las castañas del fuego una y otra y otra vez y esa mirada inerte encima del box es la mejor manera para definir su impronta, el reflejo de un hombre consciente del trabajo que debe hacer… uno de los imprescindibles para que los Dodgers vuelvan a soñar otra vez con la Serie Mundial.