Seis entradas como si nunca hubiera salido, así limpias, como un crisol, con 11 ponches incluso y la sensación de estar muy por encima del resto; Max Scherzer regresó a lanzar y ese juego contra los Rojos de Cincinnati dejó sensaciones encontradas pues los Mets al final perdieron, pero igual, los de Queens pasaron rápido la pagina y siguen en el liderato de la división este en la Liga Nacional con forja de 54-34, aunque con los Bravos de Atlanta a solo juego y medio.

Y Max Scherzer regresó y los Mets siguen avanzando en la temporada, mostrando buena cara, pero el regreso de Scherzer marcó el destino de Chasen Shreve, cuya historia subyace en medio de este entramado y quizás hasta en el universo mismo de la ciudad de Nueva York.

La trama

La historia de Shreve es otra de esas desde abajo, las mismas que inciden en los distintos procesos de una historia más compleja como quizás pudiera ser el camino de los Mets hacia la Serie Mundial este año.

Y Shreve fue una agradable noticia para Buck Showalter en el mes de abril, lanzando para una efectividad de 1,74 pero después, el experimentado zurdo, se sumió una debacle total, lanzando para casi 10 a partir de mayo y por ello, su efectividad total de 6,49 lo volvió el candidato ideal para ser liberado.

 

La mala hora

Shreve, con un pasado exitoso con los Yankees de Nueva York, fue designado para asignación para abrirle el espacio necesario a Max Scherzer y atrás quedó su experiencia de más de diez años, su comienzo con los Bravos de Atlanta, sus tres campañas con los Bombarderos del Bronx, su buena etapa con los Cardenales de San Luis y el aceptable rendimiento en 2021 con los Piratas de Pittsburgh; sin dudas un buen lanzador zurdo, ideal para labores de contención pero como siempre pasa, le tocó bailar con la más fea, como decimos por ahí en el argot popular.

¿Qué pasará?, ¿Volverá a las Menores con los Mets?, tal vez podría ser el mejor final, como el eterno retorno, Shreve tiene mucho béisbol por dar todavía y en realidad esto no debería marcar su ocaso.