Hagamos un pequeño ejercicio, tampoco es que es tan difícil… Si hoy cerraran las votaciones al Salón de la Fama de las Grandes Ligas y los resultados se dan de manera inmediata como en cualquier país democrático del mundo, es muy probable que David Ortiz se convirtiese en otro DOMINICANO en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas y en la mejor fecha, en navidad.

Es obvio que hay que indicar cómo van los números en la carrera para Cooperstown, también cuáles serían los que ingresarían con el quisqueyano en la Clase de 2022 del mejor salón de la fama de la tierra.

Hasta ahora, de acuerdo a los números de Ryan Thibodaux, cronista que lleva uno a uno los sufragios de los acreditados por la Asociación de Escritores de Béisbol de las Grandes Ligas, afirma que DAVID ORTIZ, es el líder entre todos con 84.9%, por su parte el máximo jonronero de la historia de la MLB, Barry Bonds y el cohete Roger Clemens tienen un empate técnico con 77 puntos. Es necesario conquistar un 75 para llegar a la cúspide del Salón de la Fama.

El legado de David Ortiz para la pelota latinoamericana y de los Estados Unidos es de gran importancia. Puesto que este fue uno de los que ayudó a romper la maldición de Babe Ruth en la Serie Mundial de 2004 ante los Cardenales de San Luis quiénes anteriormente despacharon en siete juegos a los Yankees de Nueva York en una de las series del deporte mas emocionante de todos los tiempos.

Por su parte, Barry Bonds que jugó su carrera en la MLB con los Piratas de Pittsburgh y Gigantes de San Francisco entre 1986 y 2007 es líder en todos los tiempos en bambinazos y boletos recibidos. Era tan temible Bonds, que llegó a recibir pasaportes con las bases llenas.

Son 762 alegrías a las gradas, 2558 caminadoras a la inicial con un promedio de .298 con 1996 remolques en 2986 juegos jugados.

En tanto, Roger Clemens es considerado uno de los mejores lanzadores de los últimos 30 años en todo la pelota. Tiene una efectividad de 3.12 en 4916.2 innings lazados, el cohete de Ohio también guillotinó a 4672 bateadores en la que solo concedió 1580 boletos.

Estos caballos son duramente merecedores de ser reconocidos en la historia del primer deporte de los Estados Unidos.