La historia podría comenzar en 2007 y hasta cierto punto es así pero hay un precedente, otra historia y es una que empezó en 1988.

Sí lectores, ese día, treinta y cuatro años atrás, Tito Horford fue elegido en el puesto 39 del Draft de ese año por los Milwaukee Bucks.

Y pudo ser un día cualquiera en la vida de un hombre cualquiera pero no, Tito iluminó al camino para el baloncesto dominicano en la NBA.

El legado

Hablamos del hombre que sentó las bases de uno de los legados más impactantes dentro de la historia del juego en épocas recientes.

La historia para los de Quisqueya la comenzó Tito Horford y desde entonces se han sucedido los nombres, Luis Flores, Francisco García, Charlie Villanueva, Luis David Montero, Chris Duarte, Karl Anthony Towns y Al Horford.

En este punto, llevamos el pensamiento a ese año 2007 y es que Al Horford es el descendiente de Tito y ese año fue elegido por los Hawks de Atlanta luego de imponer su talento en las duelas del baloncesto universitario.

La huella que se impone

La trama se recompone aquí y las demás figuras dejaron huellas en su tiempo, incluso Duarte y Towns lo siguen haciendo con Pacers y Timberwolves respectivamente pero lo de Al, es a otro nivel.

Desde el comienzo fue un componente vital en el juego del elenco sureño, siendo fundamental en labores defensivas y ayudando a los Hawks a llegar a postemporada.

Los medios siempre destacaron su consistencia y tenacidad en el entrenamiento, era un tipo de 24 por 7 en el gimnasio y eso lo mostraba en la cancha.

El renacer

Luego de un período con los Sixers de Philadelphia, Al estuvo a punto de volver a casa con los Hawks pero definitivamente unió su destino a los Celtics de Boston.

Hoy, quince años después de su llegada al mejor baloncesto del mundo, Al Horford ha renacido como jugador y desplegando un alto nivel competitivo está a las puertas de un hito en la historia del deporte dominicano.

Al instante de escribir este texto Boston Celtics y Miami Heat están disputando el juego seis de la final de Conferencia Este y de ganar lo verdes, Horford se convertiría en el primer dominicano en llegar a una final de NBA.

Al mismo tiempo tendría a su alcance su primer anillo y también contaría con la posibilidad de marcar su huella con los Celtics al ser baluarte de la posible corona dieciocho.

Orgullo, tradición y personalidad; todo resumido en un solo hombre, Al Horford.