Los Trail Blazers son una de las franquicias más regulares en los últimos años de la NBA. Casi siempre una fija playoff y un equipo muy duro de vencer, aunque nunca pudieron dar el salto a unas Finales. Han tenido entre sus filas a talentos como Brandon Roy, LaMarcus Aldridge o Damian Lillard. Justamente este último es el que queda en un equipo que parecía que iba a reconstruirse, pero que supo encontrar la fórmula junto a Chauncey Billups como coach y sorprende a propios y ajenos en este temporada.

Con el triunfo de anoche ante Denver Nuggets, con paliza incluida por 135-110, Portland firma un arranque invicto en cuatro noches. No lograba un 4-0 en el inicio de hace más de dos décadas, cuando en la temporada 1999-2000 también tuvieron un pleno de victorias en los primeros cuatro juegos. En aquella ocasión, el equipo que contaba con Scottie Pippen, Arvydas Sabonis y Rasheed Wallace, terminó la temporada con un registro de 59-23, segundos en el Oeste detrás de los Lakers, quienes serían los campeones elimando a los Blazers en las Finales de Conferencia.

Esta vez, Portland no solo tiene a Lillard sino que ve el exponencial crecimiento de Anfernee Simons, quien cursa su quinta temporada en el equipo y ante Denver explotó con 22 puntos en apenas seis minutos de juego, finalizando con 29 tantos para su equipo. Además, la ausencia de CJ McCollum no golpeó tanto al plantel, ya que pudo llenar ese vacío, no solo con Simons, sino también con Jerami Grant y Josh Hart, más el valioso aporte en la pintura de Jusuf Nurkic.

Todavía es muy pronto para decir qué equipo puede ser la revelación este año, pero el comienzo de los Blazers es magnífico. Las previsiones indicaban que, tras una agencia libre con muchas dudas al no fichar a nadie de categoría, el equipo iba a terminar en el fondo del Oeste y el tanking era inevitable. Por ahora, las ilusiones en Portland están por todo lo alto.