No ha sido ningún secreto que en los años recientes se han detectado algunos casos sobre crisis depresivas en jugadores que hacen vida en el baloncesto de la NBA, y que por ello, esta liga desde entonces ha mostrado un poco más de preocupación en este tema.

Muchos se podrán extrañar con respecto a este tópico, dado que estamos hablando en su mayoría de jugadores que ganan salarios estratosféricos, o al menos muy por encima de lo que percibe un ciudadano común, viviendo con todas las comodidades posibles; pero, en ocasiones ha quedado demostrado que no todo es dinero y lujos.

Ya hemos presenciado casos puntuales de figuras reconocidas, como Ron Artest, recordado por protagonizar aquella trifulca contra los Pistons en 2004 cuando vestía el uniforme de los Pacers, un jugador caracterizado por su difícil temperamento y que ha debido recurrir muchas veces a sesiones con terapeutas, incluso llegando al punto de cambiar su nombre a ‘Metta World Peace‘.

Otros casos más recientes podemos observar en jugadores como DeMar DeRozan, quién en el 2018 llegó a confesar que padecía de fuerte depresión, cuando jugaba aún para los Toronto Raptors, y estamos hablando de un jugador que contaba con un contrato de $ 120 millones; “no importa cuan indestructibles parezcamos, todos somos humanos al final del día“.

También tenemos el caso de otro jugador reconocido como Kevin Love, quién jugando para los Cleveland Cavaliers, fue víctima de un ataque de pánico en un encuentro de temporada regular, en lo que luego él mismo confesara que había sido por la reciente muerte de su abuela.

Hace un año el base australiano Ben Simmons fue noticia al tener que recibir tratamiento psicológico estando en la franquicia de los Sixers, más que todo por comportamientos inapropiados, recibiendo cualquier cantidad de multas y sanciones, siendo traspasado a los Brooklyn Nets en la operación que llevó a James Harden a Philadelphia, pero sin llegar a ver minutos debido a una hernia discal y que posteriormente requiriera de una cirugía.

Seguramente no son los únicos casos dentro de esta liga estadounidense, pero que sin duda han puesto a los directivos a establecer cada vez nuevas acciones en conjunto con el gremio de jugadores.

De hecho, según fuentes cercanas al portal ‘The Athletic‘, el Comisionado de la NBA, Adam Silver se habría estado reuniendo con la Asociación de Jugadores para que próximamente quede asentado en reglamento que cualquier caso de este tipo que pueda afectar a la salud mental de estos protagonistas, sea considerado de la misma forma como si se tratara de una lesión netamente física, como por ejemplo una fractura o rotura de ligamentos.

Esto también con la intención de ofrecer dentro del mismo contrato colectivo y de cada jugador, mayores garantías y coberturas ante una posible ausencia en caso de que alguno de ellos recaiga en asuntos depresivos como los antes mencionados; quizás en las próximas horas se haga un anuncio oficial sobre esto y comience a tener vigencia desde la misma temporada que se avecina desde el mes de octubre.