Las ligas deportivas estadounidenses poseen una particularidad muy característica: como cada equipo es una franquicia, el número de participantes siempre es el mismo por lo que no hay descensos, a diferencia del resto del mundo. Eso permite tener proyectos a largo plazo y reconstrucciones del equipo enormes sin el miedo de dejar de participar en la competencia. Pero eso puede cambiar, al menos, en la NBA.

Esta temporada en la mejor liga de baloncesto comenzó con la obsesión de varios equipos con un joven francés de 2,20 metros de altura llamado Victor Wembanyama, que causa furor por sus actuaciones y talento. Y no solo está llamado a ser el nuevo número uno del Draft que viene, sino que varios equipos ya se pelean por él buscando tener ese pick.

Ante esto, varios dueños de equipos ya hicieron circular que no les molestaría hacer tanking para obtenerlo, aprovechando la reconstrucción que atraviesan. Equipos como San Antonio Spurs, Oklahoma City Thunder, Houston Rockets, Orlando Magic o Utah Jazz son algunos de los candidatos a quedárselo. Pero la NBA lanzó una advertencia que podría trastocar todos los planes.

Periodistas le consultaron a Adam Silver acerca de qué medidas podría tomar la NBA para evitar el tanking, y el mandamás de la NBA contestó: “Ya les hemos dicho a los equipos que es algo que vamos a seguir con mucha atención esta temporada. Hay que seguir vigilando el tanking. El draft es un buen sistema, de base, pero sé el peligro que hay, especialmente si asoma un jugador que apunta cambiar una generación. Los equipos son cada vez más inteligentes, más creativos, van encontrando formas de hacer las cosas. A cada movimiento de la Liga, responden con otro suyo. Así que siempre estamos viendo cómo podemos hacer que nuestro sistema sea el mejor posible”.

Entonces, las medidas a adoptar serían igual de fuertes: mandar a las dos peores organizaciones a competir a la G-Legue y que pierdan su plaza en la NBA. Si bien se cree que en teoría ese sistema podría funcionar, conseguir que los equipos de la NBA jueguen en la G-League destruirá el modelo de negocio de la NBA y, en términos económicos, los descensos significarían el final para esos equipos. Incluso, si se ascienden dos equipos de la G-League muy probablemente no podría competir a la altura de una organización de la NBA.