Kobe Bryant idolatraba a Michael Jordan y en una de esas historias que se mueven tras bambalinas, medio desapercibidas, pero de esas historias que dan la idea que el éxito se construye con trabajo duro y constancia; de esta manera, los hilos de las historias de Bryant y Jordan se cruzaron de una manera determinante, quizás desconocida para el aficionado común.

La perspectiva de Kobe como un tipo obsesionado con su profesión, con el trabajo duro, extenuante, largas horas en el gimnasio y rigurosos planes de entrenamiento, tuvo un catalizadorTim Grover, el mismo hombre que entrenó a Jordan durante sus años en Chicago, Grover fue quien pulió a Bryant hasta alcanzar el modelo casi perfecto que conocemos hoy.

Antes

Justo cuando los Charlotte Hornets escogían a Kobe en el puesto trece de la primera ronda del Draft en 1996, Michael Jordan se aprestaba para escribir su segunda temporada de gloria con los Chicago Bulls, hablamos de esa tríada de títulos consecutivos a finales de los 90, que cimentaron su leyenda hasta darle la dimensión que conocemos hoy.

Y la historia de Kobe en las duelas debía comenzar con los Hornets, podía haber sido diferente pero no, todos sabemos lo que sucedió, Jerry West se enamoró de Kobe y en menos de dos semanas lo adquirió en cambio por Vlade Divac y así, llegó al mejor equipo de baloncesto del mundo, los Ángeles Lakers y desde su debut en 1996 y por los siguientes veinte años no paró de forjar su propio legado.

En el comienzo no vio mucha acción, pero en el Juego de Estrellas, durante el Schick Rookie Game, se lució con 31 puntos para cerrar con broche de oro en el concurso de mates, al conseguir 49 de 50 puntos posibles.

La leyenda

Bryant estaba destinado a ganar y como leyenda al fin, han emergido con el paso del tiempo varias historias, siendo quizás lo ocurrido tras el Play Off semifinal de 1997 ante los Utah Jazz lo que más se apegue a la forma de ver y entender el baloncesto de Kobe.

El propio jugador contó en las pantallas de TNT que después de perder aquel juego final ante la escuadra John Stockton y Karl Malone y tras fallar aquellos tiros libres que pudieron haber cambiado la historia; estuvo toda la madrugada en el gimnasio entrenando y de pronto al año siguiente todo cambio y para muchos; Phil Jackson, el mismo Jerry West, la génesis de aquellos títulos entre 2000 y 2022, la génesis estuvo ahí en esa madrugada.

En este contexto, también se estrecha la amistad entre Jordan y Kobe, con Michael haciendo de consejero y en un gesto incondicional, la estrella de los Bulls pone a Bryant en contacto con el mencionado Tim Grover.

La mentalidad

Tal como lo contó después el avezado entrenador, Kobe lo hacía despertar a las 3 de la mañana para ir al gimnasio y estaban allí hasta el amanecer y así, siempre buscaba la manera de exigirse cada vez más, moldeando esa figura de jugador imponente que conocemos hoy, la misma que pervive a pesar de su partida física.

Grover afirmó que la única diferencia entre Kobe y Jordan es que el primero no conocía límites, pues Kobe era un obseso con la perfección.

Este fue el patrón común que siguió la emblemática figura del elenco californiano y el resultado no podía ser otro; un MVP en 2008, cinco anillos de NBA, dos MVP de las Finales, 18 Juegos de Estrellas, ¡Toda una máquina de las duelas! y el secreto, ¡la base de todo, como siempre estuvo en hacer lo pocos o nadie hacía…! ¡Muy grande Kobe!