Será uno de los temas del momento, al igual que hace un año. Ni bien termine la temporada del circuito ATP, comenzará la previa de cara al primer torneo de Grand Slam del año, el Abierto de Australia. Y con ella, empezará el debate sobre si Novak Djokovic podrá estar en el major que más veces ganó en su carrera, con nueve coronas.

Si bien ya no es necesario estar vacunado contra el Covid-19 para ingresar a territorio australiano, el tenista serbio posee un veto de tres años luego de su deportación del país oceánico en enero de este año cuando se disponía a participar del torneo usando un permiso especial que finalmente no le fue concedido.

Por lo tanto, para volver a entrar a Australia, ese veto deberá ser revocado por el Gobierno australiano, recientemente modificado tras las últimas elecciones, y que nada tuvo que ver con la sanción impuesta en enero. Hace unos días, el director del Abierto, Craig Tiley, había declarado que estaban haciendo todo lo posible por tener a cada uno de los tenistas en el certamen

“Estamos en camino de tener de regreso a los mejores jugadores del mundo. A todos. Ahora mismo nos encontramos en una situación sanitaria muy distinta a la de hace unos meses, con personas que se mueven libremente por el mundo y sin apenas restricciones. Esto es lo que me lleva a pensar que podremos contar con los mejores tenistas del planeta”, haciendo clara referencia a la situación de Djokovic.

Dichas palabras habían sido recogidas con entusiasmo por los fanáticos del serbio, pero una nueva declaración del mandamás del torneo enfrió la situación. En una nueva entrevista, Tiley cambió el tono de su postura y declaró que no depende de él que Nole juegue en el Abierto: “Es un asunto en el que nosotros no vamos a entrar. Todo queda entre el Gobierno Federal y Novak. Si finalmente consigue el permiso, le daremos la bienvenida al Open de Australia 2023”.

Djokovic viene de consagrarse en el ATP 250 de Tel-Aviv y en el ATP 500 de Astana, redondeando dos grandes semanas, tras su regreso luego de tres meses de inactividad (no jugaba desde Wimbledon) que lo hizo caer al séptimo lugar del ranking mundial.