La baja de Rafael Nadal del US Open y de lo que queda del año, fue una noticia difícil de digerir para los fanáticos del español y del tenis en general. El comunicado de Nadal se dio apenas unos días después de que también Roger Federer anunciara su retiro de la temporada.

En el caso del trece veces ganador de Roland Garros, el motivo es una lesión en el pie izquierdo llamada Síndrome de Müller-Weiss que provoca el desgaste de los huesos de la planta del pie debido a una deformación de nacimiento. Así la explicó Gilbert Versier, exjefe del Departamento de Cirugía Ortopédica del Hospital de Venciennes y Jefe del equipo médico del Tour de France.

“Esta enfermedad es congénita, afecta a las personas que tienen algún tipo de problema en un pie, ya sea en forma de arco o planos, que favorecen la compresión del hueso en el que tiene Nadal su problema. Ese hueso acaba muriendo porque pierde la vascularización, no circula la sangre por él, se necrosa. No es este un proceso especialmente rápido, pero a medida que pasa el tiempo y la degradación del hueso avanza, es muy doloroso. Lo que acaba generando es una artrosis y este es un problema que vemos más en mujeres de unos 50 años que en alguien joven”

El problema es que no hay una solución sencilla. Nadal consultó con sus médicos y decidió dejar la actividad por lo que queda del año ya que sus dolores no estaban disminuyendo y su regreso al circuito no fue el esperado (cayó en tercera ronda del ATP 500 de Washington). La cuestión es que Vernier desaconseja rotundamente operar la lesión mediante una cirugía.

“Se puede intervenir, pero esa decisión solo se toma en casos en los que el paciente ya casi no puede ni caminar y sufre de dolores extremos, algo a lo que no ha llegado Nadal, por fortuna. Si decidiera operarse, la adaptación del pie al suelo se bloquearía y le sería imposible correr, solo estará en disposición de andar. Otras opciones a nivel quirúrgico son reseccionar una parte del hueso o ponerle un injerto de tejido óseo de la pelvis, pero son absolutamente incompatibles con la práctica deportiva”

Por lo que según el prestigioso médico, considerado una eminencia en este tipo de dolencias, operarse implicaría el fin de la carrera del tenista. Claramente, se está en una situación imprevista, que puede marcar el fin de una era para el mundo del tenis de los últimos años.