Si hubo alguien que puso la salud mental en la discusión de los portales deportivos, esa fue Naomi Osaka. La tenista japonesa, ganadora de cuatro torneos de Grand Slam comenzó una crisis de stress y presión que la llevó a abandonar Roland Garros este año en segunda ronda.

Osaka acusó constantes presiones sufridas durante las conferencias de prensa, sumadas a picos de stress en cada derrota y vacíos en cada triunfo. Durante el torneo francés dijo basta y se ausentó del circuito, al cual regresó durante los Juegos Olímpicos de Tokio, donde fue la encargada de encender el pebetero en la Ceremonia Inaugural.

Finalmente, inició su reaparición y, si bien mostró mejores y pudo dejar mensajes importantes en cada conferencia de prensa post partido, los resultados no la ayudaron a superar su crisis. Se ausentó de Wimbledon, no llegó a semifinales en Tokio y cayó tempranamente en el US Open ante Leylah Fernández, futura finalista.

Tras esa derrota, Osaka expresó que no sabía cuando volvería a jugar al tenis, por lo que no sorprende que la organización del ATP 1000 de Indian Wells anunciara su baja ayer del evento que comenzará el próximo 4 de octubre, luego de aplazarse en dos ocasiones.

De esta forma, el mundo tenístico queda a la expectativa de cuándo será el regreso al circuito de una de las jugadoras más importantes de los últimos años. Que supo ser número uno y, si bien ahora está octava, seguramente su ranking siga bajando si su ausencia se prolonga.