De a poco la luz empieza a verse al final del túnel oscuro, muy oscuro que ha transitado Novak Djokovic durante 2022. Tras ausentarse tres meses del circuito (su último partido había sido la final de Wimbledon que le ganó a Nick Kyrgios) el serbio volvió a las andadas y se quedó con el Abierto de Tel-Aviv, en Israel.

Con categoría 250, el certamen lo tenía como mejor sembrado al Nole que quería recuperar el nivel en una temporada en la que empezó como número uno, pero su decisión de no vacunarse lo llevó a perderse numerosos torneos y caer relegado al séptimo escalón del ranking mundial.

Luego de vencer al croata Marin Cilic y levantar un nuevo trofeo en su carrera, de a poco se empieza a enderezar el año que comenzó con la expulsión de Australia por haber ingresado al país oceánico en el marco del primer torneo de Grand Slam del año y no habérsele concedido la excepción médica por no haberse vacunado contra el Covid-19, requisito para el ingreso al país.

A partir de allí, tampoco pudo jugar varios Masters y tampoco el US Open, ya que al momento del sorteo del cuadro, Nueva York aún solicitaba certificado de vacunación, a pesar de que la revocación de esa norma estaba pactada. Para colmo, el torneo de Wimbledon que logró quedarse, no sumó puntos por la sanción de la ATP hacia el torneo inglés por el veto a jugadores rusos y bielorrusos, por lo que perdió mil puntos en su ranking, lo que lo bajó al séptimo lugar.

Pero la esperanza sigue vigente, ya que además del mencionado título en Israel, Australia anunció que ya no pedirá como requisito estar vacunado contra el coronavirus ni hacer período de cuarentena. Esto lo comunicó el nuevo gobierno australiano tras las últimas elecciones que se disputaron este 2022. El problema, es que Nole está sancionado.

Al infringir las normas australianas, el gobierno oceánico le impuso un veto de tres años sin poder ingresar al país. En condiciones normales, el serbio ya podría ingresar a Australia, pero ese veto sigue vigente. El nuevo Ministro de Inmigración debería levantarle la sanción y concederle un nuevo visado de forma extraordinaria, de la misma forma que se lo cancelaron en enero.

Los próximos tres meses se presumen agitados. Mientras, la organización del Grand Slam australiano, que siempre se mostró partidaria de poder contar con Djokovic (máximo ganador del certamen con nueve coronas), empieza a presionar para que se agilicen los procesos legales. “Estamos en camino de tener de regreso a los mejores jugadores del mundo. A todos”, ha declarado Craig Tiley, director del torneo.

“Ahora mismo, nos encontramos en una situación sanitaria muy distinta a la de hace unos meses, con personas que se mueven libremente por el mundo y sin apenas restricciones. Esto es lo que me lleva a pensar que podremos contar con los mejores tenistas del planeta”, cerró.