Si bien, con el fallo de la Justicia australiana a favor de Novak Djokovic todo parecía encaminarse para el número 1 del mundo, en las últimas horas su caso volvió a quedar en el ojo de la tormenta. Porque más allá de poder estar libre y entrenando, surgieron inconsistencias en sus documentos que hicieron que no se dejara de investigar su caso.

Es que desde que el juez Anthony Kelly decidió restituirle su visa y ordenar su inmediata liberación, basándose en los documentos presentados por el serbio, en el que acredita un PCR positivo por Covid-19 del pasado 16 de diciembre, su historia seguía haciendo ruido.

En primera instancia, los medios locales e internacionales hicieron foco puntualmente en la fecha de su positivo. Porque el 17 de diciembre, un día después de que se confirmara que se había contagiado, Nole asistió a un evento de tenis en su país junto a jóvenes tenistas locales. Incluso, después se supo que el 18, dos días después de su positivo, había dado una nota para el diario francés L’Equipe.

Pero esta no fue la única irregularidad que salió a la luz sobre el caso de Nole en los últimos días. Es que también trascendió que el tenista había llenado en su declaración de ingreso que no había visitado ningún otro país en los últimos 14 días. Sin embargo, luego de estar en Belgrado para Navidad, también pasó unos días en España, donde asistió a un juego de baloncesto entre Barcelona y el Estrella Roja serbio, antes de subirse al avión rumbo a Australia.

Atento a todas las especulaciones sobre este tema, Djokovic decidió actuar y publicó un extenso comunicado en el que intentó aclarar cada punto, aunque finalmente terminó complicando aún más la situación. Luego de relatar que decidió testearse al enterarse de otros casos positivos en un partido de básquet al que había asistido el 14 de diciembre, fue al ya mencionado evento de tenis en Belgrano, aún sin conocer el resultado de su test.

Y ya con el positivo en sus manos, reconoció que violó el aislamiento y participó de la entrevista con el diario francés, aunque intentó justificarse: “Me sentí obligado a seguir adelante y realizar la entrevista de L’Equipe porque no quería defraudar al periodista, pero me aseguré de distanciarme y usar un barbijo, excepto cuando me estaban tomando la fotografía”.

Todas estas irregularidades hicieron que, tanto el juez como los abogados de Djokovic, tuvieran que pedir más tiempo para resolver la situación y presentar más documentos para saber cuál será el destino del serbio en el país oceánico: si será deportado o permanece para jugar el torneo.