Simone Biles saltó a la fama en los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuando con apenas 19 años conquistó cuatro medallas de oro, algo inédito para una gimnasta estadounidense. En Tokio 2020, el mundo esperaba deleitarse con su talento, pero las consecuencias mentales del sufrimiento pasado le impidieron brillar ante los ojos de millones de personas y apenas sumó un bronce en la prueba de barras por equipos.

La norteamericana es una de las víctimas de abuso sexual del médico Larry Nassar, quien cumple una sentencia de cadena perpetua después de haber sido condenado en 2017 y 2018 por agresiones sexuales a más de 250 gimnastas.

La atleta sufrió “twisties” en plena competencia olímpica, un fenómeno potencialmente peligroso que hace que las gimnastas pierdan el sentido de la orientación cuando están en el aire, lo que hizo que su confianza se desmoronara en medio de su participación y apenas pudiera participar.

“Es básicamente de vida o muerte. Es un milagro que aterrizara de pie. Si fuera cualquier otra persona, habrían salido en camilla. Tan pronto como aterricé, fui y le dije a mi entrenador: ‘No puedo continuar’”, declaró la múltiple medallista a medios estadounidenses

Así, Biles hizo una dura confesión acerca de su participación olímpica y qué fue lo que la llevó a ir, a pesar de no estar en condiciones: “Si miras todo lo que he pasado durante los últimos siete años, nunca debería haber formado otro equipo olímpico. Debería haberlo dejado mucho antes de Tokio, cuando Larry Nassar estuvo en los medios durante dos años. Fue demasiado. Pero no iba a dejar que se llevara algo por lo que he trabajado desde que tenía 6 años. No iba a dejar que me quitara esa alegría. Así que lo supere todo el tiempo hasta que mi mente y mi cuerpo me lo permitieron“.

La gimnasta también declaró que, si bien no puede confirmar cuál será su futuro en el deporte, tampoco puede alejarse de la disciplina, ya que es algo a lo que se dedicó toda su vida. Por lo tanto, confía en evolucionar favorablemente, pero con cautela ya que no se trata de una lesión física, sino que los daños mentales no tienen fecha de recuperación.