En el día de ayer el boxeo fue testigo de uno de los batacazos más grandes de los últimos años. Ante el asombro de decenas de miles de aficionados en el T-Mobile Arena de Las Vegas, el mejor libra por libra del planeta por consenso de la mayoría, Saúl “Canelo” Álvarez cayó derrotado ante un poco conocido y a la vez muy competente rival ruso de nombre Dmitry Bivol, quien logró defender con éxito su corona de peso semipesado de la Asociación Mundial de Boxeo.

La victoria del nacido en Kirguistán fue tan sorpresiva como justa. Muchos dudaron de que siendo del este de Europa pudiera ganar una decisión apretada en territorio norteamericano, pero las tarjetas de los 3 jueces, todas idénticas, expresaron la realidad de lo que ocurrió en el cuadrilátero: por poco, aunque con lo suficiente, Bivol fue el mejor púgil sobre las tablas.

De más está decir que las críticas llovieron sobre el peleador tapatío (incluso más que los propios elogios sobre su oponente) a quien se le acusó de no elegir la estrategia correcta, así como también de arriesgar demasiado al combatir en las 175 libras, pero la realidad es que delante de él tuvo a un hombre que supo en todo momento cómo minimizar sus virtudes y poner en evidencia sus carencias.

Por esa cuestión, hoy haremos un repaso de las 5 principales razones por las cuales Dmitry Bivol se impuso categóricamente al multicampeón mexicano:

Algo más que dinero

A diferencia de otros pugilistas que han tomado batallas solo por un tema monetario sabiendo que difícilmente saldrán con la mano alzada, este invicto del viejo continente (ahora registra 20-0 con 11 nocauts) supo desde el comienzo que tenía chances reales de llevarse el lauro frente al Canelo. Pocos lo creían posible, pero él estaba convencido de sus capacidades y así lo manifestó con sus puños.

La estrategia perfecta

Sin necesidad de apabullar a su adversario, Bivol ganó la mayoría de los rounds. Con un estilo conservador, de ritmo constante y ataques en ráfagas cortas pero perennes, el otrora campeón mundial junior supo hacer lo justo y preciso para llevarse de manera clara 7 asaltos en cada uno de los 3 cartones de votación.

El jab como arma y escudo

Aprovechando su gran ventaja de estatura (alrededor de 10 centímetros), Dmitry no solo tiró el jab para puntuar, sino para defenderse. Con él mantuvo siempre fuera de alcance a un Saúl Álvarez que jamás encontró la distancia correcta para asestar golpes de poder. Durante toda la velada, esa mano izquierda del ruso visitó la testa del boxeador jalisciense.

Sin temor, pero con sapiencia

Decir que el soviético no tuvo miedo, es obvio. Ahora, no solo primó el hecho de que no se amilanó a pesar de tener en la esquina contraria a una superestrella, sino que con todo y que estuvo en comando de la disputa en varias oportunidades, jamás se desbocó. Identificó muy bien los pasajes idóneos para atacar, pero al mismo tiempo, aquellos donde era mejor dejar de hacerlo. Esto impidió que un contraataque del pelirrojo tuviera lugar, por lo que un nocaut fantasma por parte de Álvarez, nunca fue posible.

Un cardio infinito

Cuando el retador guadalajarense vio que la disputa se le comenzaba a escapar de las manos, apostó al agotamiento de Bivol. Se lo dejó venir encima en reiteradas ocasiones buscando que se agotara, algo que no ocurrió. El europeo peleó las 12 vueltas con la misma intensidad, lo que dio muestras de una gran preparación a nivel cardiovascular.

Lo de Dmitry Bivol es para aplaudir de pie. Cuando los entendidos del deporte de los ensogados lo dieron por muerto, se mostró más vivo que nunca con un boxeo alegre y de galería. Lo suyo fue una exhibición de buenas formas boxísticas y gallardía guerrera. La gran interrogante ahora es: ¿Podrá confirmar esto en una revancha? El futuro nos lo dirá.