Zacarías Bonnat Michel, cada día levanta 200 kilos. Arduos entrenamientos forman parte de su día a día. El camino hacia la gloria nunca es fácil. Obtener grandes recompensas cuesta mucho sudor. ?utm_source=ig_web_copy_link

 

Bonnat Michel, es un ejemplo de vida. De perseverencia y constancia. Noches sin sueño, crecer en la pobreza, son solo algunas de las muchas adversidades por las que ha atravesado en su caminado hacia lograr sus metas y anhelos.

Una historia que desde la niñez está llena de tropiezos y dificultades.

Dominicano de padres inmigrantes haitianos, creció en un batey de Bayaguana, municipio de Monte Plata. Allí, la calidad de vida no es precisamente la mejor, de hecho, si algo paradojicamente abunda es la escacez.

El criollo, ganador de medallas de oro y bronce en las competencias de levantamiento de pesas de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, fue acogido por la Federación Dominicana de Levantamiento de Pesas descubierto por un entrenador que trabaja con talentos,  Moreno Martínez.

Siendo un adolescente de 17 años de edad, vino a Santo Domingo desde el municipio de Bayaguana, a trabajar con William Ozuna en lo que era su preparación como deportista del Levantamiento de Pesas, el cual, en princpio comenzó a practicar para “desarrollar musculos.”

No tenía papeles, mas su padre llevaba el proceso en curso. Su progenitor, Daniel Bonnat es residente legal, su madre María Rosa Michel, no lo era.

La federación de pesas, se encargó de su estatus legal. Recurrió a abogados e hizo  inversión, mediante el Plan Nacional de Regularización.

La vida ha premiado la lucha de Bonnat, dándole oportunidades de extender su biografía en días en la tierra y cosechar éxitos. Ha lidiado con problemas congénitos de salud, en dos ocasiones estuvo al borde de la muerte. A causa de ese problema congénito hubo que someterlo a procesos quirúrgicos dos veces.

Para 2017 , en medio de un Campeonato Panamericano en Miami, justo el día antes del evento sufrió un fuerte dolor abdominal y fue trasladado al hospital Kendall; le fue descubierto un “divertículo de Meckel”, una de las anormalidades congénitas de las más comunes, que debió detectarse en su nacimiento, y que en la mayoría de los casos no causa ningún problema.

El divertículo de Meckel, ocurre cuando la unión entre el intestino y el cordón umbilical no se cierra completamente durante la evolución fetal. Esto conduce a la formación de una pequeña bolsa en el intestino delgado. Sin embargo,  estos divertículos se pueden infectar causando una obstrucción o sangrado en el intestino.

A su llegada al país, se continúo con los chequeos médicos y accidentalmente le fue perforado el intestino. Presentó fiebre muy alta y en el Centro Médico Escaño recibió las atenciones del doctor García Thomas. Perdió casi un metro de su intestino.

La reincorporación al deporte fue un porceso complejo, sobretodo en el aspecto psicológico. Aunque los doctores habían aprobado continuara con su carrera en la halterofilia, Zacarías tenía miedo de lastimarse.

Bonnat siempre tuvo el sueño olímpico. Es algo que deseaba profundamente aún cuando no se veía ni cerca de algo así. Lo quiso toda la vida, hasta en el momento en que pensó no podría continuar practicando levantamiento de pesas, se imaginaba en un podio, compitiendo contra los mejores, siendo “de los mejores de los mejores”.

Recesó por su enfermedad intestinal durante todo un año. Regresó exitosamente ganando plata en Juegos Panamericanos Lima 2019 y entonces el mundo completo se detuvo debido a la pandemia Covid-19. ?utm_source=ig_web_copy_link

 

Le debe mucho a este deporte que lo llevó desde un Batey en Bayaguana hasta la gloria olímpica. Y el país le devuelve con aplausos y reconomiento. Lo abaraza con orgullo como el hijo de la patria que es.

Bonnat es recíproco con la República Dominicana, le ha distinguido con la plata en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, evento al cual arribó como el quinto del mundo. Esa plata, es la primera medalla en Levantamiento de Pesas para el país que solo había logrado preseas en Juegos Olímpicos en tres disciplinas: atletismo, boxeo y taekwondo, y es también la octava presea dominicana en la historia de los Juegos Olímpicos.

 

 

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