El velocista olímpico ecuatoriano Álex Quiñónez, de 32 años, con la mejor marca del país en 200 metros planos, fue asesinado en el puerto de Guayaquil, según informó el ministerio del Deporte del país sudamericano.

El crimen se registró cerca de la medianoche del viernes en un suburbio de Guayaquil, en el suroeste del país, señaló una fuente policial que también agregó que el atleta y otra persona que se encontraba con él en la calle murieron tras un ataque a balazos.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, expresó su dolor y prometió justicia: “Nuestras más sinceras condolencias a sus seres queridos. Que en paz descanse. Quienes arrebatan la vida de los ecuatorianos no quedarán impunes. Actuaremos con contundencia”, declaró el mandatario en sus redes sociales.

“Perdimos a un gran deportista, a una persona que nos hizo soñar, que nos hizo emocionar”, dijo el ministerio de Deportes e su comunicado. Agregó que fue el “mejor velocista de la historia de nuestro país”, llegando a ser campeón panamericano de los 200 metros en Lima 2019.

Quiñónez formaba parte del equipo de atletismo del Fútbol Club Barcelona y participaba regularmente en los campeonatos de clubes españoles. La entidad catalana se sumó a las condolencias y expresó en Twitter «su sentido pésame por el asesinato» del deportista.

Tras ser finalista de los 200 metros en Londres 2012, cuando logró el séptimo lugar, Quiñónez dejó por un tiempo el atletismo. Regresó a los entrenamientos en 2017 apuntando a una medalla en Tokio, pero no pudo participar en esa cita, a pesar de lograr la medalla dorada en Lima y de obtener su mejor marca personal en la Diamond League de ese año.

Su ausencia en esa justa obedeció a una sanción de la Federación Internacional de Atletismo por no notificar correctamente su paradero para los controles antidopaje fuera de competición, lo que le valió no poder disputar su segundo Juego Olímpico.