Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 serán recordados como las más conflictivos de la historia. No por la falla en la organización de parte de los japoneses, sino por el contexto mundial en medio de una pandemia. Y a ocho días de que comience la cita máxima del deporte, la alarma se encendió de nuevo.

La capital japonesa registró 1308 nuevos casos positivos de infecciones con Covid-19, la cifra más alta desde enero, en pleno invierno en Japón. De esta forma, crece la preocupación en los organizadores, que ya tuvieron que tomar medidas para que los Juegos no corran riesgo alguno. El ayuntamiento de Tokio decretó el estado de emergencia que, como mínimo, se extenderá hasta el 22 de julio, el día anterior de la inauguración.

Además, el Comité Olímpico confirmó que no habrá espectadores en ninguno de los eventos deportivos que conformar el programa. Todo para evitar que la población esté segura y que los deportistas no sufran la visita a tierras japonesas. De hecho, los atletas estarán bajo un estricto protocolo de seguridad que deberán cumplir sin excepciones para no propagar el virus dentro de la Villa Olímpica.

La subida de casos de Covid-19 se da en un marco social delicado para Japón, ya que numerosos grupos de protestas se han expresado en la ciudad en total desacuerdo con la realización de los Juegos Olímpicos, ya que consideran que no es prioritario un gasto tan grande en un contexto mundial como este. Encuestas en el país asiático han arrojado que, al menos, el 80% de la población local no quiere que el evento se realice, debido a que solo el 16% del país está completamente vacunada. Pese a todas las adversidades, el Comité Olímpico Internacional, junto con el Comité Organizador, seguirán firmes y preparan los últimos detalles para poder estar a la altura del espectáculo deportivo.