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Cuando un equipo parece no tener rival en la temporada, su principal competidor está dentro suyo. Y eso es lo que le sucede a Red Bull, tras lograr sendos 1-2 en las primeras dos carreras del año. Por lo que en la tercera, en Australia, la mira estaba puesta en Max Verstappen y Checo Pérez que comenzaron a competir tambien fuera de pista.

El mexicano tuvo comentarios polémicos en la semana acerca de sus opciones de campeonato, refiriéndose también al favoritismo de Max dentro del equipo. Y como si fuera una consecuencia directa, el destino mandó un mensaje.

En Albert Park, Verstappen logró la pole position dominando en las tres sesiones, mientras que su compañero no pudo ni completar una vuelta tras un despiste que lo dejó fuera en Q1. Checo ya había tenido problemas durante las prácticas libres, no pudiendo dominar el carro en ningún momento. Así, quedó marcada la diferencia entre ambos para la carrera de mañana. Las malas lenguas afirman que ese bajón de rendimiento repentino en el carro de quien ganara la anterior carrera en Jeddah, puede ser un mensaje del mismo Red Bull.

Los que aprovecharon eso fueron los Mercedes, que largarán en segundo y tercer lugar con George Russell y Lewis Hamilton en dicho orden pudiendo mejorar el rendimiento a una vuelta que tanto les costó en el comienzo de la temporada. Fernando Alonso continúa con el buen andar de su Aston Martin y largará en cuarta posición.

Párrafo aparte para Ferrari que solo pudo poner a Carlos Sainz en quinto lugar y volvió a tener problemas estratégicos al organizar una ayuda entre el español y Charles Leclerc para favorecer al monegasco que venía retrasado pero esta nunca se llevó a cabo, por lo que Leclerc largará en séptimo lugar.