A poco de terminar la temporada 2022 de Fórmula 1 y con todo definido en favor de Max Verstappen y Red Bull, la conversación se trasladó nuevamente a lo sucedido en 2021. Con la polémica carrera de Abu Dhabi todavía en boca de los fanáticos, se sumó la noticia de que Red Bull superó el tope de presupuesto en dicha temporada y la FIA lo sancionó.

Con una multa de 7 millones de dólares y una reducción en las horas de uso del túnel de viento, el resto de las escuderías de la parrilla protestaron por considerar leve el castigo impuesto por la FIA. De todas formas, se conoció que la escudería austríaca excedió en un mínimo porcentaje el límite y que el dinero fue destinado en mayor medida a cuestiones fuera del desarrollo del monoplaza.

De todas formas, un informe de la prensa especializada arrojó el dato de que la sanción al equipo de la bebida energética es la segunda mayor de la historia de la categoría, echando por tierra las quejas de que el castigo impuesto es leve.

Para conocer una sanción mayor, hay que trasladarse a 2007, en el infame episodio de “Spygate”, en el que ingenieros de McLaren (que en ese momento contaba entre sus filas con Fernando Alonso y Lewis Hamilton) admitieron haber obtenido información de Ferrari con un total de 780 páginas de documentos técnicos del conjunto italiano.

Tal fue el escándalo, que el hecho se llegó a llevar a los tribunales italianos e ingleses, aunque Ferrari terminó abandonando la acusación, una vez que se realizó un acuerdo en el que la FIA excluía a la escudería británica del Campeonato de Constructores y lo multaba con un monto de, nada menos, 100 millones de dólares, finalizando así uno de los episodios más polémicos en la historia de la competición.

Hubo otras, por supuesto. En 2002 Ferrari, tras el Gran Premio de Austria, fue sancionado en 1.000.000 de dólares, porque había dado, veladamente, una orden para que Rubens Barrichello se dejara superar por su compañero Michael Schumacher. El alemán reconoció en el podio al brasileño haciéndolo subir al peldaño más alto, dando a entender que Rubinho era el “ganador moral” de la carrera.