La Fórmula 1 se ha expandido tanto globalmente en los últimos años, que la llegada de nuevos circuitos y países a visitar, hizo que muchos Grandes Premios tuvieran que retirarse del calendario a la más mínima muestra de irregularidades en su infraestructura.

El Gran Premio de San Marino fue una de las carreras más emblemáticas de la categoría por muchos años. Disputado en el Circuito de Imola, en Italia (ya había una carrera en aquel país, por eso el cambio de nombre), fue escenario de muchas épicas, aunque también tragedias, como la ocurrida en 1994 con aquel fatídico fin de semana de abril que incluyó varios accidentes, dos de ellos mortales, los de Roland Ratzenberger y el mítico Ayrton Senna.

Esto llevó a que se tuviera que remodelar constantemente el trazado y las instalaciones, que siempre fueron objeto de críticas, por lo que en 2006 se dejó de disputar el Gran Premio, debido a la presión de las autoridades que, además, no querían que haya más de una carrera en un mismo país.

Esto cambió en las últimas dos temporadas, ya que Imola volvío a albergar a la Fórmula 1, luego de catorce años, como circuito de reemplazo antes las varias cancelaciones de Grande Premios por la pandemia de Covid-19. El regreso (sin público en las gradas) fue bajo el nombre de Gran Premio de Emilia-Romagna, por la zona en la que se ubica el trazado.

Pero ahora, tras varias negociaciones y obras en el circuito, la FIA confirmó que extenderá el contrato, tanto de la Imola, como de Monza, para que ambas carreras en Italia se disputen hasta 2025 como mínimo. Esto hace que el mítico trazado vuelva oficialmente al calendario a partir de esta temporada, en la que albergará la cuarta fecha el 24 de abril. Monza se seguirpa corriendo en el mes de septiembre, como es habitual hace décadas.

Según los rumores, el acuerdo económico es de 25 millones de dólares anuales, con un ajuste a favor de Liberty Media temporada a temporada, mientras que la cantidad solicitada para la carrera pasada no superaba los 10 millones de dólares.