La Fórmula 1 nunca había sido tan entretenida como en la era de Liberty Media. Al menos en todo lo que respecta fuera de las pistas, en donde dio un cambio radical en comparación a la época de Bernie Ecclestone como el CEO de la organización.

Fueron prácticamente 50 años sin grandes modificaciones en la F1 bajo el mando del empresario inglés. Era innegable que se necesitaba un movimiento en la dirección que iba la categoría. Sin embargo, no ha estado exenta de polémicas, a pesar de su popularidad.

Liberty Media decidió comprar una participación mayoritaria en Formula One Group por una cifra de 4,400 MDD en 2016. Quitaron de los controles a una leyenda del automovilismo como Bernie y pusieron a un grupo senior especializado en distintas áreas para renovar la marca. El nuevo CEO pasó a ser Chase Carey, con amplia experiencia como alto ejecutivo de 21st Century Fox y DirecTV.

Y así llegaron los cambios y novedades para atrapar a un público que no fuera el fiel que gusta del automovilismo, sino aquel que no conoce el mundo del “Gran Circo” y que no podía entrar por no tener una gran difusión del ambiente de la categoría:

Liberty Media realizó la primera F1 Fan Survey en 2017 para conocer lo que realmente querían ver los aficionados. Firmaron un acuerdo con Amazon y su servicio de AWS, para explotar la enorme data que se genera en las carreras, con gráficos y estadísticas innovadores durante las transmisiones. La producción con Netflix para la serie “Drive To Survive” permitió atrapar a la audiencia con un drama televisivo paralelo a sólo lo que ocurría en las pistas.

Eliminaron las restricciones de lo que se publicaba redes sociales y además fomentar que los equipos y los pilotos produjeran su propio contenido tanto en el Paddock, como de su vida personal. Fomentaron cambios de imagen como modificar el logo de la F1, renovar las cuentas de redes sociales, quitar a las “Grid Girls” y crear el propio tema musical de la competición.

Esto no ha sido del agrado de los fanáticos de la vieja escuela de la categoría. Muchos incluso consideran que se está perdiendo la esencia de la competición y tampoco quieren ver que se altere de más los sistemas de clasificación, ni las reglas del juego.

Sin embargo, este sector está pasando a ser minoría y las nuevas generaciones están abarcando el mayor número de personas que cada fin de semana está pendiente de los Grandes Premios, por lo que las novedades de los nuevos dueños hasta ahora son fructíferas.

En estos cinco años de cambios y renovaciones, la F1 comenzó a ver cómo el grueso de la fanaticada ya no eran las personas que vieron correr a Ayrton Senna, Alain Prost o Michael Schumacher, sino los que se enamoraron de los autos con Fernando Alonso, Sebastian Vettel o Lewis Hamilton. En pocas palabras, rejuveneció a los seguidores, atrajo a más público femenino y subió la popularidad de la máxima categoría en países muy poblados.