Torneo de 40 partidos, donde las malas rachas no son aceptables. Siete partidos y solo dos victorias, tan solo esto deja a entrever del catastrófico inicio de los Toros del Este, quienes solo han podido ver luz únicamente al enfrentar a los Tigres del Licey.
Entre lo a destacar de la organización reluce su cuerpo de lanzadores, produciendo un cuerpo monticular con gran control y comando, aunque los éxitos aquí, sumados a lo catastrófico de su ofensiva y una defensa que deja mucho por desear, deducir de las malarias del equipo resulta fácil.
Sus bateas tan solo han producido la microscópica barra ofensiva de .167 / .299 / .214, obteniendo el más bajo promedio de bateo, de embasarce y de slugging a los siete primeros partidos del inicio de la temporada 2021-22 de la Liga Invernal Dominicana.
Durante 210 turnos oficiales al bate del equipo tan solo han conectado 35 imparables, de los cuales nueve extra-bases (8 2B, 1 3B), por lo que su tan bajo bateo, tan solo han podido ligar 19 anotaciones, la cantidad más baja en Lidom.
Aquí relucen dos factores, 1) su total de 47 corredores dejados en base, la marca más alta en la liga; y 2) sus 71 ponches, de igual modo el mayor numero en la liga en sus primeros siete juegos.
Su defensa no escapa de estos catastróficos registros, quienes han sido responsables de ocho errores, así como tan solo 56 asistencias, empatados junto a Leones del Escogido en el penúltimo lugar en la liga, solo separándolos una asistencia de las 55 de las Estrellas Orientales por el lugar más bajo.
Pese a esto, su cuerpo de lanzadores ha demostrado estar a la altura de todo lo que hoy adolece al combinado, registrando una efectividad en promedio de carreras limpias de 3.90, aunque la magistral efectividad independiente a factores que incluyan a la defensa de 0.0, así como el magistral WHIP (Hits y Boletos por Nueve Entradas) de 1.18, para el cuarto lugar más bajo en la liga.
En sus primeros siete juegos el equipo solo ha sellado dos victorias (ambas contra Tigres del Licey), mientras perdiendo sus otros cinco partidos para un promedio de .286.
La parte fea de los tres veces campeones nacionales se evidencia suficientemente claro, para una ofensiva que aparentemente le han transmitido como obviamente no batear, resultando en bajos promedios y muchos ponches, del mismo modo que una defensa suficiente costosa para la majestuosidad de su pitcheo.