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Lo he dicho varias veces y lo repetiré hasta el cansancio. No soy fanático de equipo alguno en Lidom. Mi trabajo es hacer periodismo. El fanatismo se lo dejo a otros. Por eso, cuando creo que algo es injusto o desproporcionado tomó la palabra y plasmo en la columna lo que creo. Una vez aclarado este punto, damos inicio, pues, la disertación de hoy.

Aclaro que cuando uno pertenece a un cuerpo colegiado y hay una votación se deben aceptar los resultado, pero esto no implica que después de conocer el veredicto no se pueda disentir o estar en desacuerdo con lo expresado por la mayoría. Por eso informo y hago la nota correspondiente. Ahora me toca explicar, desde mi trinchera, por qué creo que es injusta la designación de César Valdez como pelotero de la semana de LIDOM.

Haberlo elegido como el mejor de la semana LIDOM es una acción que refleja falta de análisis y hasta de prudencia. ¿Por qué?

Para nadie es un secreto, y así se refleja en las notas escritas, el respeto y admiración que tengo por el estelar lanzador de los Tigres del Licey. Creo que es el más dominador de la liga y se ha ganado su puesto gracias a las grandes actuaciones sobre los diferentes montículos de la liga. Sin embargo, haberlo elegido como el mejor de la semana LIDOM es, desde mi punto de vista, una acción que refleja falta de análisis y hasta de prudencia. ¿Por qué?

En la actualidad, todos sabemos lo que implica para un lanzador encaramarse en un montículo y transitar duante 5.0 o más entradas y salir ileso. Generalemente, esa es la norma no escrita, un buen número de iniciadores llega a sacar 14 outs, se quedan a un tercio de las cinco entradas o, por culpa de las restricciones, algunos solo tiran 3.o episodis o les limitan la salida a 70 pitcheos.

Valdez no es así. Es un animal de galaxias en esta liga. Es una máquina de tirar strikes y de comer innings. Si se siente bien puedes hasta lanzar completo. Pero este no fue el caso de la semana comprendida entre el 6 y 11 de diciembre de 2022, cuando solo trabajo en una sola apertura y salió después de completar seis entradas o sacar 18 outs.

Tal cosa ocurrió el pasado 9 del citado mes, cuando el popular “Cinco Letras” se midió a las Estrellas Orientales por espacio de 6.0 entradas, en las que permitó seis hits, le fabricaron una carrera, otorgó una base por bolas y pasó a seis por las armas. Por supuesto se apuntó la victoria y demostró que no importa a quién le pongan por delante, él saldrá a buscar la victoria.

Hasta allí, cualquier lector desprevenido hubiera dicho que cuál es el motivo de mi molestia por esta designación. Claro, si esta hubiese sido la única presentación sobresaliente entre el grupo de inciadores de la liga tendría razón cualquiera en reclamarme la causa de mi encono, pero cuando uno escudriña los números del periodo en cuestión y se percata de que hay alguien que lo hizo mejor, entonces se puede entender todo.

Carlos Hernández, quien milita en los Toros del Este, debió haber sido, de manera unánime, a mi modo de ver, el designado como MVP de la semana en la categoría de lanzador. Y esto tiene una razón de ser. Fue mucho más dominante y lanzó más entradas que el estelar del Licey.

Primero y principal, el norteamericano lanzó por espacio de 10.0 entradas, dos salidas de cinco innings cada una, sin permitir carreras. O sea, tuvo una efectividad inmaculada durante sus dos presentaciones. En una se midió a los Leones del Escogido y en la otra tuvo que fajarse con los petromacorisanos, cuando éstos estaban en una racha ganadora y con un lineup tan fuerte como el que enfentó Valdez.

No solo la cuestión queda allí. Durante sus aperturas no permitió carreras, ni limpias ni sucias; espació solo seis indiscutibles, otorgó una base por bolas y ponchó a siete bateadores. Su WHIP quedó en 0.70 durante el lapso en cuestión, la efectividad fue inmaculada y le batearon para .171, contrario a Valdez, quienes los contrario le promediaron .261. En pocas palabras, Hernández fue más dominador en todos los sentidos que el del Licey. 

Ahora ¿por qué votar entonces por el del Licey? Quisera equivocarme al pensar en que muchos se dejaron llevar por el fanatismo o tal vez por el chauvinismo. Darle el voto en el beisbol a un criollo por encima de un importado por el hecho de ser criollo es de una miopía impresionante. Ahora, cada quién tiene una posición al respecto y creo que sería bueno conocer las variables que llevaron a muchos de ellos a sufragar de esa manera.

No existe en el beisbol una señal más clara de dominio que el ponche. El ponche es la mejor arma que tiene un pitcher para salir de problemas. Contra el ponche no hay defensa, no hay movimiento en las bases, nada. Es aniquilar al bateador sin que este pueda pisar llegar a la inicial. Eso es dominio. Además, durante tales apertura, Hernández espació menos hits que el dominicano y los contrarios no pudieron batearle: .171 de average vs .261.

El WHIP (o promedio de hits permitidos y boletos otorgado por cada inning de labor) fue inmensamente superior, estuvo por debajo de 1.00 (0.70). Y esto es lo ideal, porque el lanzador tiene que evitar que los contrarios se embasen. Si no hay gente en las almohadillas no se puede anotar carreras.

Entonces ¿cómo un lanzador que pemitió una carrera en seis innings puede ser mejor que uno que no aceptó carreras en 10? Pero no todo queda allía. El de efectividad perfecta también aisló menos hits y ponchó a más adversarios que el otro. ¿Y entonces?

Cabe preguntarse entonces si aquí la famosa “objetividad” que se nos pide a quienes trabajamos en el periodismo deportivo se fue por el inodoro y prevaleció el fanatismo a la hora de votar, porque no hay ningún renglón en el que Valdez fue mejor que Hernández, por lo menos en la citada semana.

De ser así, hay que hacer una revisión profunda, porque estamos escribiendo una historia que no es la verdadera, aunque la mayoría haya votado de esa manera.

Listo, se acabó el juego.