Comenzó la pelota criolla. Comenzó la verdadera pasión del dominicano. Desde este sábado y hasta más allá de enero comenzarán a opinar cientos de mánagers de tribuna diciendo qué se debió y qué no se debió hacer. Unos irán al estadio otros no irán. Uno lo verán por TV, otros en vivo. Por eso cabe la pregunta ¿es costoso asistir en persona a un juego LIDOM?

En el estadio Quisqueya Juan Marichal juegan dos equipos, Tigres del Licey y Leones del Escogido. Cada uno tiene un sistema de boletería distinto, pero con precios parecidos. Hay venta de boletas en línea y presenciales y también están los abonados, quienes adquieren con anticipación su paquete de entradas para ir al play.

 

“En Lidom hay boletas que cuestan 100 pesos”, explica Domingo Soldevila, periodista de larga data en República Dominicana y Jefe de Redacción de diario Libre. “Muchos de los precios de las cosas que se venden en el estadio son más baratas que en el cine, por ejemplo”.

Un dominicano que quiere ver un juego que no sea el Tigres vs Águilas con 100 pesos puede entrar a los bleachers que es la sección lateral de la izquierda o la derecha. Si quiere refrescarse con la cerveza, cada una cuesta 50 pesos y un slice de pizza 100. “Es decir, una persona que tenga 500 pesos puede ir al estadio y disfrutar el juego de pelota”, explica Soldevila.

Y además, como siempre hay un servicio de OMSA al finalzar cada compromiso, el gasto de transportación es prácticamente ínfimo. “Unas palomitas de maíz en el cine cuestan 150, en el play son a 50 pesos. Y la comida cuesta igual en el play y en la calle”, cuenta Dionisio. 

En definitiva, no existe un espectáculo en vivo que tenga mejor precio valor que un juego de pelota. En Santo Domingo se tiene la fortuna de contar con 50 partidos, ya que Tigres y Leones juegan 25 juegos cada uno como locales.

Claro, hay localidades más costosas y personas con más capacidad monetaria. “Yo me gastaría fácil dos mil pesos y me olvido del mundo”, cuenta Alejandra Cadena, una aficionada al Licey que de vez en cuando va al estadio.

Lo mismo opina Miguel, otro fanático del beisbol. “No gano un sueldazo, pero de vez en cuando me voy al play y me divierto mucho”, destaca. “A veces me sale más caro ir al cine o al teatro o a comer a una plaza que pasarme dos o tres horas en play viendo pelota”.

Así es la vida del domincano de octubre a enero. El estadio se convierte, muchas veces, en un punto de encuentro, en un lugar donde reunirse y tener vida social, compartir con los amigos y disfrutar con las hazañas de aquellos que se baten en el terreno de juego.