César Valdez abrirá este sábado en Santiago frente a las Águilas Cibaeñas. Será la primera apertura de su carrera en la casa de los rapaces en ronda regular. Un show a parte, un espectáculo, porque es bien sabido por todos cómo el llamado “Cinco Letras” suele dominar a los rapaces en la capital.

El año pasado dejó marca de 5-1 con 1.58 de efectividad con 45.2 entradas y 46 ponches más un WHIP 0.92. Todo esto parece normal en un pitcher dominador, pero hablamos de un lanzador de 37 años de edad que sigue siendo abridor más dominador de todo Lidom.

Tiene que haber un secreto, para poder mantenerse así y seguir rindiendo de la manera que lo hace.

¿Cuál es el secreto?

“El secreto es la preparación (física)”, dice. “La preparación influye mucho en eso. Y también, al salir allí trato de hacer la menor cantidad de pitcheos posibles, para poder continuar a lo largo del juego”.

El Cinco Letras es el personaje del Licey más buscado por la prensa (Foto AVF).

Ahora, si la parte física no va acompañada de un régimen alimenticio adecuado es poco lo que se puede hacer. Al pregutarle sobre eso se queda callado, mira al cielo, dura… Luego dice, con picardía:

“Yo como de todo, pero con moderación”, suelta la carcajada. “No hay dieta, no hay dieta. Yo como de todo, de todo lo que usted me ponga en el plato yo me lo como”.

“¿Algo en especial?”, le riposto.

“Mi arroz, mi plátano, yuca, salami, arroz con huevo.. de todo eso”.

Ya sabemos entonces porque

Ahora toca hablar sobre la rivalidad entre las Águilas Cibaeñas y los Tigres del Licey. “Son los dos equipos más populares del país”, explica el derecho. “Es una buena (y bonita) rivalidad, porque se vive la pelota al 100 por ciento. Y creo que eso es bueno, porque ayuda al jugador a entregarse de lleno en el terreno y a lucirse al cien po ciento”.

La tertulia fluyó sabrosa, con alegría. El capitaleño es buen conversador. Y muy sincero. Era el momento de hurgar un chin más, de indagar sobre sus actuaciones. En el montículo luce impertérrito, incolume. Sale de los atolladeros como el que más.

“No tengo miedo antes de lanzar, pero sí me invade cierta ansiedad, hasta cierto punto, porque quiero hacerlo bien cada vez que me subo al montículo”, aclara.

Al preguntarle sobre su némesis. Sobre algún bateador que le dé dolor de cabeza. Fue rotundo.

“¡No!”.

No se diga más. Así es César Valdez.