Algo se debe hacer para que la gente venga al estadio con la gente del Escogido. El juego del jueves, cuando vencieron a los Gigantes del Cibao y salieron de perdedores, la asistencia no pasaba las dos mil personas. Este viernes, a las 3:06 de la tarde, cuando se cantó la voz de ¡Play Ball! había, como se dice de manera popular, “más peloteros que gente”.

Esto se puede deber a dos cosas: la hora atravesada para comenzar el juego, era la reposición del juego del pasado martes, suspendido por la lluvia, o el mal inicio que han tenido los escarlatas en la presente campaña. Antes de comenzar el compromiso, los Leones del Escogido ocupaban la quinta posición, junto a los Toros del Este, con récord de 3-7.

Los Leones no han podido hilvanar siquiera una seguidilla de dos triunfos. Han sido muy inconstantes en el pitcheo, sobre todo en los cierres; tampoco el clima los ha ayudado en este comienzo de campaña.

El problema principal para determinar qué ocurre en este sentido es que los equipos no ofrecen información sobre asitencia y boletería. Una cuestión que en todas las ligas es pública aquí en República Dominicana se mantiene como un secreto de Estado. Cuando se le pregunta a las personas al respecto solo alcanzan a decir: “es que siempre ha sido así”.

Una de las limitaciones que tiene la tropa de Pedro López, por ejemplo, es que este viernes, a pesar de que hay doble jornada, ni Enoli Paredez ni Javy Guerra pueden ser utilizados para los innings finales. Ambos lanzadores contribuyeron en el triunfo del jueves del equipo rojo, cuando detuvieron en seco a la tropa del Cibao.

Sus respectivas organizaciones dicen que si lanzan un día, al día siguiene necesitan descansar. Esto pone a hacer maromas al timonel del equipo, quien en la doble jornada contra las Águilas Cibaeñas tuvo que mover muy bien a sus lanzadores.

Por los lados de la izquierda, por donde están los aficionados aguiluchos, en el primer juego tampoco había público. Escasamente se llegaba a 600 personas presenciando el compromiso. Quizá para alguien pueda discutir sobre los precios de las entradas para este juego, pero si se desglosan una a una no son nada costosas.

La entrada más cara cuesta un mil 650 pesos en los palcos corportativos. Los palcos A cuestan 960 pesos, los doble A, 600; la preferncias, cuando juegan las Águilas y el Licey, están en 420 pesos y la gradería en 200. Estos precios, en  muchos casos, son más económicos que las salas de cine.

Y para rematar la faena, a las 3:40, 34 minutos después de haber comenzado el primero de dos compromisos, comenzó a caer un torrencial aguacero, que no solo terminó de alejar a las personas de las tribunas sino que complicó más la cosa, porque otra suspensión implica reprogramar no uno sino dos juegos y, quizá, realizar dos carteleras dobles en visitan consecutivas de los rapaces a la capital.