El Real Madrid regresó a los buenas costumbres en Los Cármenes. Con una alineación ya reconocible, goleó con una autoridad indiscutible, un fútbol a ratos brillante (véase el 1-3) y un rendimiento global notable, la receta indispensable para lo que se viene encima en el próximo mes. Todo lo contrario de un Granada tan vulnerable que coquetea con los puestos de descenso, víctima de su escasa capacidad para competir. Una sombra de lo que fue.
A Ancelotti le encanta que los planes salgan bien. Mantuvo la apuesta por Asensio después de la hora notable de juego frente al Rayo, fiel a la vieja máxima de no tocar lo que funciona.
El 11 devolvió la gentileza abriendo el partido colocando en la red, cruzado con la derecha, el primer remate venenoso del Madrid en Los Cármenes, servido por Kroos. Antes había amenazado desde lejos Vinicius, sin la chispa de otros duelos, tras deslumbrar con Brasil.
También funcionó la única rotación en el once del entrenador italiano, Nacho por Militao. Ya con ventaja en el marcador, y con el Granada despistado por el golpe, un córner elaborado en corto por Modric y Kroos finalizó en un centro raso al primer palo que resolvió bien el 6 de primeras. Tres remates, dos goles.
Una pérdida tonta de Vincius en campo propio ante Quini cayó a Luis Suárez que, como buen delantero, armó el tiro sin dudar y cantó bingo. No iba mal dirigido, pero el toque en Nacho fue decisivo para descolocar a Courtois. El belga no puede parar las imposibles, pero con el resto hace milagros. Evitó el empate poco antes del descanso con una mano estupenda tras un despeje defectuoso de Casemiro.
Eso sí, el Madrid regresó mucho más resuelto al partido tras el descanso. A pesar del cambio de Montoro por Puertas para dinamizar el centro del campo, el Granada no pudo contener el aluvión blanco. Lo intentaron Vinicius, Carvajal, Kroos y Benzema por duplicado, la última un mano a mano malgastado antes de señalar fuera de juego.
Casemiro, que había lanzado antes a Karim, repitió poco después y el ataque blanco construyó un golazo. Se marchó el francés, Vini arrastró a su defensa, hizo la seña de que Modric llegaba a su espalda, pase al croata y regalo de éste para que Junior pusiera el lazo al regalo. UN GOLAZO.
La sentencia cayó por el peso del juego blanco, incontenible para un Granada superado. Fiel reflejo fue la expulsión de Monchu por roja directa. Vinicius se fue desde su campo, rebasó a dos rivales y el tercero fue al bulto. Si hay expulsiones merecidas son las que vienen a consecuencia de entradas peligrosas. Robert Moreno no pensó lo mismo, y no cesó de protestar hasta recoger la roja. Un final pésimo para un partido horrible.