La imagen que muestra al Barcelona tirando pelotazos al área rival en un intento desesperado de conseguir el empate ante un rival de menor categoría como el Granada, es algo difícil de digerir para fanáticos y directivos del club, que no pasa por sus mejores momentos.

Si bien ese empate se consiguió y el equipo culé pudo mantener el invicto, lo cierto es que el juego vistoso no aparece y, con un partido menos, quedó a cinco puntos del líder Real Madrid. Este comienzo irregular, sumado a la dura derrotar ante Bayern Munich en el debut de la Champions League, hacen tambalear la presencia del entrenador Ronald Koeman en el banquillo.

Ya con la derrota ante el equipo alemán por 3-0, muchos miembros de la directiva catalana pusieron su vox en alto para despedir a un entrenador que le tocó vivir una de las épocas más duras del barcelonismo en las últimas décadas. Los conflictos y la posterior salida de Messi del equipo, sumado a pocas figuras de renombre en la plantilla y, por si fuera poco, los malos resultados, son un cóctel difícil de tragar.

El exjugador del club seguirá contra el Cádiz, y en función de lo que pase este jueves, ya se verá si se mantiene en el cargo. Un nuevo tropiezo se aventura como el fin del neerlandés. Si gana, tendrá otro partido más de margen. El futuro del entrenador irá definiéndose partido a partido a la espera de que encuentre el rumbo o, termine abruptamente ante un nuevo tropiezo.