Es increíble como un equipo puede cambiar tanto su rumbo en apenas un mercado de pases. La salida de Lionel Messi dejó un vacío enorme en un equipo que ahora parece sin rumbo, a pesar de que en las últimas temporadas había decaído en su nivel.

El comienzo de LaLiga no es nada bueno para el Barcelona. Es verdad que aún no perdió, pero obtuvo su segundo empate consecutivo ante rivales, en los papeles, accesibles, que se suman a la derrota inapelable ante el Bayern Munich en el debut de la Champions League.

El equipo no levanta cabeza, las piezas no se juntan, no funcionan como un todo y así fue que un humilde Granada casi le gana si no fuera por un milagroso tanto de Ronald Araujo para salvar un empate de los catalanes. Ahora, ante Cádiz, se vio más de lo mismo.

Si bien las lesiones hacen notar más la ausencia de juego, el plantel del Barcelona tiene calidad como para, al menos, derrotar a rivales de menor nivel en el ámbito local. Pero hoy en día cualquiera se le anima a este equipo y Cádiz hizo figura a Ter Stegen. Eso, sumado a la expulsión de Frenkie De Jong que dejó a los culés con uno menos, hizo que el empate sin goles fuera, contra todos los pronósticos, festejado.

El equipo que dirige, por el momento, Ronald Koeman, recibirá en el Camp Nou a Levante, en el marco de la séptima fecha de LaLiga que lo tiene en el séptima lugar de la tabla con nueve unidades, a siete del líder Real Madrid.

De seguir así y no lograr un resultado positivo, tanto en el marcador como en el juego, las horas de Koeman al mando del equipo estarían contadas y ya se habla de posibles reemplazantes, como el ex jugador barcelonista, Xavi Hernández, que de quedar el puesto vacante, estaría dispuesto a sentarse en el banquillo culé.