El 2021 será recordado como uno de los años más agitados para el Barcelona. Finalmente Lionel Messi dejó el club, el ciclo de Ronald Koeman terminó de la peor forma y ahora se aguarda por Xavi Hernández, miembro de la casa, para enderezar unos resultados que no paran de amargar a la afición.

Y un ejemplo de eso es el partido de hoy ante Celta en Vigo, en el cual el primer tiempo parecía mostrar una reacción total por parte del equipo, pero que terminó con un sabor amargo y una sensación de que este Barcelona no para de sufrir disgustos, aún teniendo todo para ganar.

Ansu Fati, Busquets y Memphis Depay fueron los encargados de marcar en una primera mitad que fue pura contundencia para la visita que se fue al vestuario ganando por tres goles y pensando que, al fin, una actuación convincente podía enderezar el rumbo.

Pero el Barcelona ya no es ese equipo que con autoridad puede defender cualquier tipo de resultados, sino todo lo contrario. Celta apretó en la segunda mitad e, inmediatamente, Iago Aspas logró el descuento con complicidad de Ter Stegen. Los nervios empezaron a crecer cuando Nolito puso el segundo a quince del final.

El equipo culé entró en un manojo de nervios e incredulidad y el camino parecía solo conducir a una sola cosa: el empate del Celta. Y así fue. En el sexto minuto agregado, otra vez Aspas apareció para empatar un juego increible y darle un punto milagroso a los de Eduardo Coudet.

El Barcelona, en cambio, queda con la moral por el piso y no puede meterse en puestos de copa. Quedó noveno con 17 puntos, a cinco de los últimos que entran a Champions League y la temporada no parece mejorar. Xavi tendrá muchísimo trabajo que hacer, sin dudas.