Concacaf siempre entrega historias exóticas en cuanto a fútbol se refiere. Sus seleccionados brindan recorridos épicos hacia los grandes torneos, ya sea por la gran cantidad de países que disputan las Eliminatorias, como la poca preparación y recursos que hacen que llegar a un Mundial sea una hazaña para los grandes equipos. Sobre todo los del Caribe.

Cuba en 1934, Haití en 1974 y Jamaica en 1998 habían sido los únicos países provenientes del Mar Caribe que habían jugado la fase final de la Copa del Mundo de Fútbol. A ellos quería sumarse Trinidad y Tobago de cara a Alemania 2006, uno de los países más poderosos en materia futbolística de la región, pero que no había podido clasificar más que a una Copa Oro.

El ciclo mundialista lo comenzó, justamente, ante República Dominicana ganándole con un global de 6-0 en la Segunda Ronda de las Eliminatorias. Ese triunfo lo habilitó a integrar el Grupo 3 de la Tercera Fase junto a México, San Vicente y Las Granadinas, y San Cristóbal y Nieves. Solo accedían al Hexagonal final los dos primeros y Trinidad y Tobago finalizó cómodamente en segundo lugar cumpliendo con la lógica de perder ambos encuentros con México pero ganando los restantes.

En dicho hexagonal llegaría la polémica, ya que con Estados Unidos, México y Costa Rica clasificados para la última fecha, solo quedaba saber el cuarto lugar de la tabla, el que otorgaba un boleto al repechaje con Bahréin. Y dicho lugar lo disputaban Trinidad y Tobago y Guatemala, ambos buscando su primera experiencia mundialista.

Trinidad y Tobago jugaba ante México, mientras que Guatemala ante Costa Rica, es decir que ambos jugaban ante rivales sin nada que perder ya que estaban adentro de Alemania 2006. Pero había una diferencia. México había protagonizado un escándalo ese mismo año durante la Copa Confederaciones en el que dos de sus jugadores habían dado positivo en un control antidoping y corría riesgo de ser sancionado y quedarse sin Mundial.

La FIFA y Concacaf debatían si hacer caso a la defensa de México del caso justo al momento de la disputa de la última jornada de las Eliminatorias. ¿Quién presidía la Concacaf? Austin “Jack” Warner, trinitense de mucho poder que manejaba el fútbol de la Confederación desde 1990 y que además era, en ese momento, uno de los vicepresidentes de la FIFA.

Contra todos los pronósticos, Trinidad y Tobago dio vuelta el resultado como local ante México (caía 0-1 y ganó 2-1) que presentó un equipo plenamente alternativo lleno de suplentes. Guatemala también venció a Costa Rica pero no le alcanzó para superar a los trinitenses en la tabla. Los “Soca Warriors” llegaban al repechaje y vencerían a Bahréin por un global de 2-1. Así, clasificaban a su primer Mundial al mismo tiempo que los guatemaltecos denunciaban un amaño de parte de México para dejarse ganar a cambio de evitar sanciones a su equipo por el dopaje.

En Alemania, el equipo caribeño integró el Grupo B junto a Inglaterra, Suecia y Paraguay. No había muchas expectativas, pero los trinitenses fueron con un plantel liderado por el arquero Shaka Hislop, Kenwyne Jones, Brent Sancho y el mítico Dwight Yorke, todos con amplia experiencia en el fútbol británico.

La primera fecha dieron la sorpresa de la jornada al empatar sin goles ante los nórdicos, aún con un jugador menos, lo que abría la puerta a un posible batacazo. Lo mismo parecía suceder ante los ingleses, pero a falta de siete minutos para terminar el partido Peter Crouch puso en ventaja a los británicos y luego aumentó Steven Gerrard. Aún así, llegaban con chances de clasificar a octavos a la última jornada si vencía a una Paraguay ya eliminada. Pero cayeron 0-2 y se despidieron de Alemania sin convertir goles, aunque con un punto.

Trinidad y Tobago no volvió a jugar un Mundial. Apenas pudo participar alternadamente de la Copa Oro, a la que llegó a cuartos de final en 2013 y 2015. Su participación en Alemania es reconocida por todo el mundo como una potencial revelación que pudo haber llegado más lejos si le tocaba un grupo más ameno. En cambio, a nivel regional todavía hay sospechas sobre lo ocurrido aquella noche en Puerto España ante México.