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Que se escondía en las trifulcas, que no protestaba, que agachaba la cabeza ante una mala jugada. Incluso, que no cantaba el himno. De todo le han dicho a Lionel Messi durante su carrera en la selección argentina al compararlo con Diego Armando Maradona. ¿Por qué esa comparación? ¿Por qué Messi tenía que ser igual que Maradona? Nadie sabe.

Lo cierto, es que a medida que pasaban los años, Lionel empezó a adquirir otras actitudes dentro de la cancha. Un liderazgo que nada tenía que ver con ese chico tímido que simplemente se dedicaba a encarar rivales y gambetear en velocidad. Y ayer, contra Países Bajos, el espíritu de Diego se metió dentro de Messi.

Despotricó contra jugadores y cuerpo técnico rivales, les dedicó el gol tras comentarios de ellos en la semana, defenestró al árbitro español tras el partido, defendió a los suyos en entrevistas post partido y terminó mandando a seguir su camino a Weghorst en pleno vivo con la televisión argentina. No le faltó nada.

El capitán argentino estaba en plena entrevista con TyC Sports cuando intercambió palabras con -según se supo después- el delantero: “¿Qué mirás, bobo?, ¿qué mirás, bobo? Andá, andá para allá, bobo, andá para allá”, soltó el Messi completamente enfurecido. Una actitud pocas veces vista en el delantero, usualmente más respetuoso en este tipo de contextos.

Lo cierto es que el ambiente estuvo caldeado los 120 minutos. Incluso desde antes, ya que según comentaron los jugadores argentinos, los miembros de Países Bajos hicieron declaraciones provocativas en los días previos al partido y eso fue lo que empezó a subir la temperatura del juego, que terminó explotando durante y luego de la tanda de penales que depositó a Argentina en semifinales.

Si bien hubo fanáticos de otros países que reprocharon la actitud del equipo sudamericano en los festejos (aunque lo cierto es que ambos planteles estuvieron mal en su comportamiento), en Argentina valoran positivamente que Messi se haya vuelto contestatario, irreverente y se ponga el equipo al hombro en cada situación. Como en cada gambeta. Y como lo hacía el Diego