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Claramente los ojos están puestos en Argentina y Francia, que lucharán por ver cuál de los dos se quedará con el trofeo de la Copa del Mundo y el título de campeón que quedará para la posteridad. Pero habrá otra lucha que, quizás, no tendrá toda la atención, pero será clave para entender el negocio que hay detrás de un torneo de esta magnitud.

Los dos gigantes globales de la indumentaria deportiva, Adidas (sponsor de la Selección Argentina) y Nike (patrocinante oficial del equipo galo) vuelven a definir un Mundial después de 12 años. La última vez fue en 2010, cuando se enfrentaron España y Adidas contra Países Bajos y Nike. Gracias a la albiceleste, la marca de las tres tiras pudo sobrevivir luego de que en la fase eliminatoria sus selecciones fueran minoría.

Por ejemplo, ya en cuartos de final solo quedaba el elenco liderado por Lionel Messi como único patrocinado por Adidas. Los siete equipos restantes tenían a Nike como proveedor técnico, a excepción de Marruecos que era vestida por Puma.

Pero, casualmente, Argentina y Francia presentan entre sus sponsors a otros rivales en diversos rubros del marketing mundial. Entre los ejemplos se encuentran la comida rápida, con Francia siendo patrocinada por McDonald’s y Argentina por Mostaza; la cerveza, con los galos auspiciados por Budweiser y la albiceleste con Schneider; o las tarjetas de crédito, con los europeos como equipo Visa y los sudamericanos como parte de Mastercard.

Tanto argentinos como franceses son dos gigantes que no paran de facturar. Las figuras de Lionel Messi y Kylian Mbappé ayudan a que cada federación cuente billetes en todo momento. Volviendo al tema de la indumentaria, la AFA cobra un piso de 30 millones de dólares de parte de Adidas, además de un plus por regalías luego de vender dos millones de camisetas en todo el mundo. Francia, por su parte, firmó un contrato con Nike por 53 millones de dólares al año hasta 2026.