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El Paris Saint-Germain tiene dos caras en lo que va de la temporada. Una, el imbatible equipo que volvía a dominar la liga local previo al Mundial con un invicto de casi veinte partidos. La otra, la posterior a la Copa del Mundo, que no solo ya perdió un par de veces, sino que no es capaz de ganarle a equipos que aparecen como rivales sencillos. Y encima juega muy mal.

El empate 1-1 en el Parque de los Príncipes ante Reims no dejó buenas sensaciones. El gol del rival sobre la hora para quitarle el triunfo al conjunto de la capital se suma al hecho de que PSG obtuvo solo cuatro de los últimos 12 puntos. Sigue conservando la punta de la Ligue 1, con tres unidades de diferencia porque el escolta Lens había igualado el sábado. Pero las proyecciones no son muy optimistas de cara al gran objetivo de este segundo semestre, la Champions League, cuando faltan 16 días para que reciba a Bayern Munich en la ida de los octavos de final.

Y el entrenador está hecho una furia. En la conferencia de prensa, Galtier no eludió la preocupante actualidad de su equipo: “Nuestro primer tiempo fue soporífero. Sin ritmo, sin intensidad, cortado en dos. Sufrimos. No podemos estar satisfechos. Tenemos que volver a la senda de la victoria y estar mucho más unidos en el campo de lo que mostramos ahora. Seguiremos trabajando, pero también hablaremos. Demasiados jugadores no están a la altura. Habrá que tomar decisiones para volver a ser un equipo mucho, mucho más fuerte, y que parezca un equipo de primera”.

Más allá de poseer nombres rutilantes, es cierto que el plantel de PSG es corto, sin tanto recambio, sobre todo para encarar la alta exigencia de la Champions League. Con la salida de Pablo Sarabia, los reemplazos del tridente son juveniles con escasa experiencia. A este tema se refirió Galtier: “Tenemos que reforzarnos. Deberíamos traer a un jugador de ataque diferente de lo que tenemos ahora, pero también tenemos limitaciones económicas con respecto al fair play financiero”.